Dra. Melanie Swift, Asignación y Distribución de la vacuna contra la COVID-19, Mayo Clinic: Tenemos dos vacunas realmente eficaces de Pfizer y Moderna. Estas vacunas tienen alrededor de un 95 % de eficacia para prevenir la enfermedad de la COVID-19.
Estas vacunas llevan parte de este ARNm a las células. El virus SARS-CoV-2 tiene su propio código genético. Hay un pequeño segmento, un pedacito muy pequeñito, que codifica la proteína de la espícula. La proteína de la espícula es lo que ayuda al virus a entrar a las células e infectarnos.
El ARNm es como una receta de cómo hacer esa proteína de la espícula. Cuando recibimos estas vacunas, el organismo fabrica esa proteína de la espícula y desarrollamos una defensa inmunitaria a ella sin tener que exponernos nunca al virus entero. No nos expone al virus entero ni vivo ni muerto. Solo nos permite fabricar un poco de la proteína de la espícula, que es una pequeñísima parte del virus, y luego nosotros reaccionamos a ello y así nos protegemos contra el virus entero.
El ARNm de estas vacunas solo puede entrar a la parte principal de la célula, pero no puede entrar al núcleo de esta, donde se encuentra el ADN. No puede incorporarse a nuestro ADN. Tampoco vive ni dura demasiado. Es muy frágil, por eso es que hay que almacenarlo a temperaturas muy frías. No es estable por mucho tiempo. Entonces, entra al organismo, entra a la célula durante unas horas y empieza a fabricar esta proteína. Después, en los días posteriores, nuestro organismo reacciona a esa proteína, pero el ARN mensajero no se queda allí ni entra a nuestro ADN.