Diagnóstico
Lograr un diagnóstico del síndrome de salida torácica puede ser difícil porque los síntomas y su gravedad pueden variar en gran medida entre las personas que tienen este trastorno. Para diagnosticarlo, es posible que tu médico revise tus síntomas y antecedentes médicos, y haga un examen físico y otras pruebas por imágenes.
- Examen físico. El médico hará un examen físico para observar si hay signos externos del síndrome de salida torácica, como una depresión en el hombro, una anomalía ósea por encima de la clavícula, hinchazón o coloración pálida en el brazo o pulsos anormales. Es posible que el médico haga pruebas de la amplitud de movimiento e intente reproducir tus síntomas al hacerte mover o levantar los brazos o girar la cabeza. Comprender las posiciones y los movimientos que desencadenan tus síntomas puede ayudar al médico a identificar el síndrome de salida torácica.
- Antecedentes médicos. El médico probablemente te pedirá información sobre tus antecedentes médicos y síntomas, además de tu ocupación y actividades físicas.
Pruebas por imágenes y estudios de los nervios
Para confirmar el diagnóstico del síndrome de salida torácica, el médico puede pedir uno o más de los siguientes exámenes:
- Ecografía. Una ecografía usa ondas sonoras para crear imágenes de tu cuerpo. A menudo es la primera prueba por imágenes que se usa como ayuda para el diagnóstico del síndrome de la salida torácica. Los médicos pueden usar este examen para ver si tienes el síndrome de salida torácica vascular u otros problemas vasculares.
- Radiografías. Es posible que el médico pida una radiografía de pecho, que podría revelar una costilla adicional (costilla cervical). Las radiografías también pueden ayudar a descartar otras afecciones que podrían ser la causa de tus síntomas.
- Tomografía computarizada. Una tomografía computarizada usa rayos X para obtener imágenes transversales de tu cuerpo. Se puede inyectar un tinte en una vena para ver los vasos sanguíneos en mayor detalle (angiografía por tomografía computarizada). Una tomografía computarizada puede identificar la ubicación y la causa de la compresión de los vasos sanguíneos (compresión vascular).
- Resonancia magnética. Una resonancia magnética usa ondas de radio e imanes poderosos para crear una vista detallada de tu cuerpo. El médico puede usar una resonancia magnética para determinar la ubicación y la causa de la compresión de los vasos sanguíneos (compresión vascular), a veces junto con un tinte que se inyecta para ver mejor los vasos sanguíneos. Una resonancia magnética puede revelar anomalías congénitas, como una banda fibrosa que conecta la columna vertebral con la costilla o una costilla cervical, lo cual puede ser la causa de los síntomas. Puede usarse mientras el médico coloca tu cabeza, hombros y cuello en diferentes posiciones para poder ver mejor los vasos sanguíneos del brazo.
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Arteriografía y venografía. En estas pruebas, el médico inserta una sonda delgada y flexible (catéter) a través de una pequeña incisión, generalmente en la ingle. Se dirige el catéter a través de las arterias principales en la arteriografía, o a través de las venas en la venografía, hasta llegar a los vasos sanguíneos afectados. Luego, el médico inyecta un tinte a través del catéter para mostrar imágenes de rayos X de tus arterias o venas.
Los médicos pueden verificar si tienes una vena o arteria comprimida. Si una vena o arteria tiene un coágulo, los médicos pueden administrar medicamentos a través del catéter para disolver el coágulo.
- Electromiografía. Durante una electromiografía, el médico inserta un electrodo de aguja a través de la piel en varios músculos. La prueba evalúa la actividad eléctrica de los músculos cuando se contraen y cuando están en reposo. Puede determinar si tienes daño en los nervios.
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Tratamiento
En la mayoría de los casos, es posible que un enfoque conservador sea el más eficaz, en especial si su afección se diagnostica de forma temprana. El tratamiento puede incluir lo siguiente:
- Fisioterapia. Si tienes síntomas de síndrome de salida torácica neurogénica, la fisioterapia es la primera línea de tratamiento. Aprenderás cómo hacer ejercicios que refuercen y estiren los músculos del hombro para abrir la salida torácica, para mejorar tu amplitud de movimiento y para mejorar tu postura. Estos ejercicios, con el tiempo, pueden quitar la presión de los vasos sanguíneos y de los nervios de la salida torácica.
- Medicamentos. Tu médico puede prescribirte medicamentos antiinflamatorios, analgésicos o relajantes musculares para reducir la inflamación y el dolor e instar la relajación muscular. Si tienes un coágulo sanguíneo, tu médico puede recetarte un medicamento anticoagulante.
- Medicamentos para disolver coágulos. Si tienes síntomas de síndrome de salida torácica venosa o arterial y tienes coágulos sanguíneos, tu médico puede administrarte medicamentos para disolver coágulos (trombolíticos) en las venas o arterias a fin de disolverlos. Después de darte trombolíticos, tu médico puede recetarte medicamentos para prevenir coágulos sanguíneos (anticoagulantes).
Opciones quirúrgicas
El médico puede recomendar la cirugía si los tratamientos convencionales no fueron eficaces, si los síntomas continúan o empeoran, o si los problemas neurológicos son progresivos.
Un cirujano capacitado en cirugía de pecho (torácica) o de vasos sanguíneos (vascular) llevará a cabo el procedimiento.
La cirugía del síndrome de la salida torácica tiene riesgos de sufrir complicaciones, como la lesión del plexo braquial. Además, es posible que la cirugía no alivie los síntomas, y que estos vuelvan a aparecer.
La cirugía para tratar el síndrome de la salida torácica, denominada descompresión de la salida torácica, puede hacerse mediante varios métodos diferentes. Estos métodos implican extirpar un músculo y una parte de la primera costilla para aliviar la compresión. También es posible que necesites una cirugía para reparar los vasos sanguíneos comprimidos.
En el caso del síndrome de salida torácica venosa o arterial, el cirujano puede administrar medicamentos para disolver los coágulos sanguíneos antes de la compresión de la salida torácica. Además, en algunos casos, el cirujano puede llevar a cabo un procedimiento para eliminar un coágulo de la vena o la arteria, o reparar la vena o la arteria antes de la descompresión.
Si tienes el síndrome de salida torácica arterial, es posible que el cirujano tenga que reemplazar la arteria dañada con la sección de una arteria de otra parte del cuerpo (injerto) o con un injerto artificial. Este procedimiento puede hacerse al mismo tiempo que el de la extirpación de la primera costilla.
Estudios clínicos
Explora los estudios de Mayo Clinic que ensayan nuevos tratamientos, intervenciones y pruebas para prevenir, detectar, tratar o controlar esta afección.
Estilo de vida y remedios caseros
Si te diagnostican el síndrome de salida torácica, el médico o fisioterapeuta te indicará que hagas ejercicios en casa para fortalecer y sostener los músculos circundantes a la salida torácica.
En general, para evitar el estrés innecesario sobre los hombros y los músculos circundantes a la salida torácica, debes hacer lo siguiente:
- mantener una buena postura;
- tomar descansos frecuentes en el trabajo para moverte y estirarte;
- mantener un peso saludable;
- crear un área de trabajo que te permita mantener una buena postura y que no empeore los síntomas;
- masajear suavemente los hombros y la salida torácica;
- aplicar una almohadilla térmica en el área;
- practicar ejercicios de relajación, como respiración profunda, meditación y estiramiento.
Estrategias de afrontamiento y apoyo
Los síntomas asociados con el síndrome de abertura torácica pueden ser consecuencia de muchas otras afecciones, lo que hace que sea difícil para los médicos diagnosticar la afección. Muchas personas experimentan los síntomas del síndrome de abertura torácica durante años antes de que les diagnostiquen la afección; esto puede provocar estrés y frustración. Asegúrate de compartir tus preocupaciones con el médico si los síntomas persisten y aún no se te ha dado un diagnóstico.
Preparación para la consulta
Es probable que empieces por consultar con el médico de cabecera. En algunos casos, el médico puede derivarte a un médico especializado en afecciones de vasos sanguíneos (vascular) o en cirugía de vasos sanguíneos.
A continuación encontrarás información útil para prepararte para la consulta.
Qué puedes hacer
- Ten en cuenta cualquier restricción previa a la consulta. Cuando programes la consulta, pregunta si hay algo que debes hacer antes de visitar el consultorio.
- Anota los síntomas que tengas, incluidos aquellos que quizás no parezcan relacionados con el motivo de la consulta. Sé lo más específico y detallado posible al describir tus síntomas, tales como qué parte de tu cuerpo está afectada y cómo te hace sentir la molestia.
- Anota tu información personal clave, incluido cualquier trauma físico que hayas tenido, como un accidente automovilístico o una lesión relacionada con el trabajo. Incluso si las lesiones ocurrieron hace años, el médico querrá saber acerca de ellas. También anota cualquier actividad física repetitiva que hayas realizado ahora o en el pasado en el trabajo, en los deportes, y para pasatiempos y otras actividades recreativas.
- Enumera tu información médica clave, incluidas otras afecciones por las que estés recibiendo tratamiento y los nombres de cualquier medicamento recetado o de venta libre o suplementos que estés tomando.
- Si es posible, pídele a un familiar o a un amigo que te acompañe. La persona que te acompañe puede recordar algún detalle que hayas pasado por alto u olvidado.
- Escribe preguntas para hacerle al médico.
Preparar una lista de preguntas te ayudará a aprovechar al máximo tu tiempo con el médico. Para el síndrome de la salida torácica, algunas preguntas básicas para hacerle al médico incluyen las siguientes:
- ¿Cuál es la causa más probable de mis síntomas?
- ¿Qué tipo de pruebas necesito hacerme?
- ¿Qué tratamientos están disponibles y qué tratamiento me recomienda?
- ¿Qué probabilidades hay de que los tratamientos no quirúrgicos mejoren mis síntomas?
- Si los tratamientos conservadores no son efectivos, ¿es la cirugía una opción?
- ¿Hay algo que pueda hacer para evitar que se repita este problema?
- ¿Tendré que cambiar de trabajo?
- ¿Necesito limitar o abandonar otras actividades que puedan estar causando mis síntomas?
- Si recomienda perder peso, ¿cuánto peso necesito perder para notar una mejoría en mis síntomas?
- Tengo otras afecciones médicas. ¿Cuál es la mejor manera de tratarlas con esta afección?
- ¿Hay algún folleto u otro material impreso que pueda llevarme? ¿Qué sitios web recomienda visitar?
No dudes en hacer otras preguntas que puedas tener.
Qué esperar del médico
Es probable que el médico te haga una serie de preguntas, tales como las siguientes:
- ¿Cuándo notaste los síntomas por primera vez?
- ¿Cómo describirías los síntomas?
- ¿Han cambiado los síntomas con el transcurso del tiempo?
- ¿Dónde comienzas a sentir dolor y hacia dónde se extiende?
- ¿El dolor o el entumecimiento empeoran cuando levantas los brazos por encima de la cabeza?
- ¿Hay algo que, al parecer, empeore o mejore los síntomas?
- ¿Qué actividades realizas en tu trabajo?
- ¿Practicas o practicaste algún deporte?
- ¿Cuáles son tus pasatiempos o actividades recreativas más frecuentes?
- ¿Te han diagnosticado o tratado por alguna otra afección médica? ¿Cuándo?
- ¿Haz notado que uno o más dedos, o toda la mano estén descoloridos o de color azul, o algún otro cambio en el área?
Qué puedes hacer mientras tanto
Mientras esperas la cita, prueba tomar un fármaco antiinflamatorio no esteroide, como el ibuprofeno (Advil, Motrin IB, etc.). Las molestias también pueden mejorar si se mantiene una buena postura y se evitan los movimientos repetitivos y el levantamiento de objetos pesados.