Diagnósticos
El diagnóstico de los linfomas de células T a menudo comienza con un examen físico. Durante el examen, se verifica la presencia de ganglios linfáticos inflamados en el cuello, las axilas y la ingle, así como un bazo o un hígado agrandados. Otras pruebas y otros procedimientos incluyen análisis de sangre, estudios por imágenes y una muestra de tejido para su análisis en un laboratorio.
Análisis de sangre
Los análisis de sangre a veces pueden mostrar si hay células de linfoma presentes. Se pueden utilizar análisis de sangre para detectar la presencia de virus, entre ellos, el virus de Epstein-Barr y el virus linfotrópico humano de células T. Los análisis de sangre también miden los niveles de lactato deshidrogenasa, que suelen estar elevados en personas con linfoma.
Estudios por imágenes
Los estudios por imágenes consisten en tomar imágenes del cuerpo. Pueden mostrar la ubicación y el grado de diseminación del linfoma de células T. Algunos análisis pueden incluir resonancias magnéticas, tomografías computarizadas y PET.
Biopsia
El profesional de atención médica puede sugerir una biopsia de ganglio linfático o una biopsia de otro tejido para buscar células cancerosas. Una biopsia es un procedimiento que consiste en extraer una muestra de tejido para analizarla en un laboratorio. Una biopsia de ganglio linfático consiste en extirpar total o parcialmente un ganglio linfático. Se puede tomar una muestra de otras partes del cuerpo según los síntomas y los resultados de las pruebas por imágenes. En el laboratorio, los análisis pueden indicar si tienes linfoma de células T.
Aspiración y biopsia de médula ósea
La aspiración y la biopsia de médula ósea son procedimientos para extraer células de la médula ósea a fin de realizar pruebas. La médula ósea es la materia blanda del interior de los huesos donde se generan las células sanguíneas. La médula ósea tiene una parte sólida y otra líquida.
En una aspiración de médula ósea, se utiliza una aguja para extraer una muestra del líquido. En una biopsia de médula ósea, se obtiene una pequeña cantidad de tejido sólido con una aguja. En la mayoría de los casos, las muestras se toman del hueso de la cadera. Las muestras se envían a un laboratorio para su análisis. En los linfomas de células T, este procedimiento puede mostrar si la médula ósea está afectada y ayudar a determinar la extensión del cáncer.
Punción lumbar
Una punción lumbar es un procedimiento para tomar líquido de la zona que rodea la médula espinal. Una punción lumbar también se conoce como punción raquídea. Un profesional de atención médica introduce la aguja entre dos huesos en la zona lumbar y extrae un poco del líquido que rodea el cerebro y la médula espinal. Este se llama líquido cefalorraquídeo. El líquido se envía a un laboratorio para analizar si hay células cancerosas.
En el caso del linfoma de células T, puede realizarse una punción lumbar si tienes algún síntoma neurológico. También puede realizarse si tienes un riesgo más alto para linfoma del sistema nervioso central.
Endoscopia
Una endoscopia superior es un procedimiento para observar el interior del esófago, el estómago y la primera parte del intestino delgado. Se introduce por la boca un endoscopio, que es un instrumento delgado con forma de sonda que tiene una luz y una lente para ver, y se pasa por la garganta. Se pasan instrumentos a través de la sonda a fin de extraer una muestra de tejido para su análisis. Se podría realizar una endoscopia si el profesional de atención médica sospecha que tienes un linfoma de células T en el estómago.
Análisis de las células de un linfoma en un laboratorio
Las células del linfoma extraídas con una biopsia o una aspiración de médula ósea se envían a un laboratorio para su análisis. En el laboratorio se buscan cosas específicas sobre las células con pruebas especializadas. El equipo de atención médica utiliza los resultados para determinar el tipo de linfoma que tienes.
Para determinar si las células son de un linfoma de células T, los profesionales de atención médica del laboratorio buscan lo siguiente:
- Proteínas en la superficie de las células cancerosas. Las células de un linfoma de células T tienen ciertas proteínas en la superficie que ayudan a identificarlas. Estas proteínas se conocen como marcadores. Estos marcadores pueden ayudar a identificar el tipo de linfoma de células T.
- Cambios en el ADN de las células cancerosas. El cáncer aparece cuando el ADN de las células cambia. Los análisis de laboratorio pueden indicar qué cambios en el ADN están presentes en las células del linfoma.
Clasificación de la etapa de un linfoma de células T
Si te diagnostican linfoma de células T, el siguiente paso es determinar la extensión o etapa del cáncer. Se pueden utilizar estudios por imágenes, análisis de sangre y biopsias para determinar la etapa del linfoma de células T. El equipo de atención médica se basa en la etapa del cáncer para crear tu plan de tratamiento.
Las etapas de los linfomas de células T pueden variar ligeramente según el tipo que tengas. En general, las etapas van del 1 al 4:
- Linfoma de células T en etapa 1. Un linfoma de células T en etapa 1 implica que solo está afectada una región de los ganglios linfáticos o un lugar fuera de los ganglios linfáticos.
- Linfoma de células T en etapa 2. Un linfoma de células T en etapa 2 afecta dos o más regiones de los ganglios linfáticos en el mismo lado del diafragma.
- Linfoma de células T en etapa 3. El linfoma de células T en etapa 3 afecta regiones de los ganglios linfáticos a ambos lados del diafragma.
- Linfoma de células T en etapa 4. Un linfoma de células T en etapa 4 afecta regiones fuera de los ganglios linfáticos.
Pronóstico de un linfoma de células T
El pronóstico del cáncer indica la probabilidad de que pueda tratarse o curarse. Tu pronóstico depende de distintos factores:
- Tu edad.
- Tu salud general.
- El tipo de linfoma de células T que tienes.
- La etapa del cáncer.
- Los resultados de los análisis de sangre.
Habla con el equipo de atención médica sobre tu pronóstico para saber qué esperar. El equipo de atención médica puede explicarte qué se consideró en tu pronóstico.
Tasas de supervivencia del linfoma de células T
Las tasas de supervivencia varían según el tipo de linfoma de células T. Los profesionales de atención médica utilizan la puntuación pronóstica para determinar las probabilidades de supervivencia en ciertos tipos de cáncer. Las puntuaciones pronósticas van de 0 a 4. El número se determina según tu edad, tu estado de salud general, los niveles de lactato deshidrogenasa, la etapa del cáncer y si se ha diseminado. Mientras más alta sea la puntuación, menor es la probabilidad de supervivencia.
Por ejemplo, el linfoma de células T más común, el linfoma de células T periférico no especificado de otra manera, tiene una tasa de supervivencia a cinco años del 50 % con una puntuación de 0 a 1. A medida que la puntuación aumenta, la tasa de supervivencia disminuye. Para este linfoma con una puntuación de 4 a 5, la probabilidad de sobrevivir al menos cinco años es de, aproximadamente, el 11 %.
Tratamientos
Los tratamientos de los linfomas de células T pueden incluir un enfoque de "observar y esperar", quimioterapia, inmunoterapia, radioterapia, terapia dirigida, ensayos clínicos y trasplante de médula ósea, también llamado trasplante de células madre de la médula ósea. El tratamiento más adecuado para ti depende del tipo de linfoma de células T que tengas y de la extensión del cáncer, es decir, de la etapa. El equipo de atención médica también tiene en cuenta la rapidez con la que crece el cáncer, tu salud en general y tus preferencias.
Esperar y observar
Si el linfoma de células T que tienes no causa síntomas, es posible que no necesites tratamiento de inmediato. En su lugar, podrían hacerte controles cada pocos meses. Los controles ayudan al equipo de atención médica a vigilar tu afección para ver si el cáncer está creciendo.
Quimioterapia
La quimioterapia trata el cáncer con medicamentos fuertes. Hay muchos medicamentos de quimioterapia. La mayoría de los medicamentos de quimioterapia se administran por vía intravenosa. Otros vienen en comprimidos.
La quimioterapia puede usarse para tratar algunos linfomas de células T. Es posible que te administren varios medicamentos de quimioterapia al mismo tiempo. La quimioterapia puede combinarse con inmunoterapia u otros medicamentos. La quimioterapia también puede ser una opción cuando otros tratamientos no han funcionado, como en el caso del linfoma de células T refractario, o cuando el cáncer reaparece después del tratamiento, que es el linfoma de células T recidivante.
Inmunoterapia
La inmunoterapia contra el cáncer es un tratamiento con medicamentos que ayuda al sistema inmunitario del cuerpo a eliminar las células cancerosas. Para combatir las enfermedades, el sistema inmunitario ataca los gérmenes y otras células que no deberían estar en el cuerpo. Las células cancerosas sobreviven porque se esconden del sistema inmunitario. La inmunoterapia ayuda al sistema inmunitario a encontrar y eliminar las células cancerosas.
La inmunoterapia puede usarse para tratar algunos linfomas de células T. Puede combinarse con medicamentos de quimioterapia. La inmunoterapia también puede ser una opción para el linfoma de células T recidivante o refractario.
Radioterapia
La radioterapia trata el cáncer con haces potentes de energía. La energía puede provenir de rayos X, protones u otras fuentes. Durante la radioterapia, permaneces acostado sobre una camilla mientras una máquina se mueve a tu alrededor. Esta máquina dirige la radiación a puntos específicos del cuerpo.
La radioterapia puede usarse para tratar algunos linfomas de células T. Puede combinarse con quimioterapia u otros medicamentos. La radioterapia también puede utilizarse para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas con algunos tipos de linfomas de células T.
Terapia dirigida
La terapia dirigida contra el cáncer es un tratamiento en el que se utilizan medicamentos que atacan sustancias químicas específicas dentro de las células cancerosas. Mediante el bloqueo de estas sustancias químicas, los tratamientos dirigidos pueden eliminar las células cancerosas.
La terapia dirigida puede usarse para tratar algunos linfomas de células T. También puede ser una opción para algunos linfomas de células T refractarios o recidivantes.
Ensayos clínicos
Los ensayos clínicos son estudios de tratamientos nuevos. Estos estudios presentan una oportunidad para probar los tratamientos más recientes. Podría desconocerse el riesgo de efectos secundarios. Pregúntale al equipo de atención médica si puedes participar en un ensayo clínico.
Trasplante de médula ósea
Un trasplante de médula ósea, también conocido como trasplante de células madre de médula ósea, implica poner en el cuerpo células madre sanas de médula ósea. Estas células sustituyen a las dañadas por la quimioterapia y otros tratamientos. Las células madre pueden proceder de un trasplante autólogo, es decir, de tu propio cuerpo. Las células madre también pueden provenir de un trasplante alogénico, es decir, de un donante.
Un trasplante de médula ósea solo puede ser una opción para algunos tipos de linfomas de células T y para personas jóvenes y con buena salud. Suele realizarse quimioterapia antes del trasplante para suprimir el sistema inmunitario y la médula ósea.
Tratamientos para los linfomas de células T cutáneos
Los tratamientos para los linfomas de células T cutáneos pueden incluir medicamentos tópicos y fototerapia. Los medicamentos tópicos se aplican directamente sobre las manchas o placas de la piel. Pueden incluir corticoides, retinoides y quimioterapia tópica. Durante la fototerapia, se utiliza luz combinada con medicamentos para tratar algunos tipos de cáncer de la piel.
Control después del tratamiento
Una vez finalizado el tratamiento, es posible que tengas seguimientos frecuentes para ver si el cáncer tiene recurrencia, es decir, que ha vuelto a aparecer. Es posible que se repitan los análisis de sangre y los estudios por imágenes, y, si es necesario, las biopsias, para verificar si hay recurrencia.
Efectos secundarios del tratamiento
Los tratamientos para el linfoma de células T pueden tener efectos secundarios. Estos pueden incluir náuseas, vómitos, fatiga, fiebre, sarpullido, diarrea y otros. Los efectos secundarios perjudiciales de los tratamientos pueden incluir los siguientes:
- Supresión de la médula ósea. Cuando la médula ósea está suprimida, no puede producir suficientes células sanguíneas, incluidos los glóbulos blancos. Los glóbulos blancos ayudan a combatir infecciones. Por lo tanto, con menos glóbulos blancos, tienes más riesgo de presentar infecciones.
- Neutropenia febril. La neutropenia febril es una afección grave que puede presentarse en personas que reciben tratamiento contra el cáncer. Febril significa tener fiebre. Neutropenia significa tener un nivel bajo de neutrófilos, que son un tipo de glóbulos blancos que ayudan a combatir infecciones. En la neutropenia febril, el cuerpo intenta combatir una infección, pero no tiene suficientes neutrófilos.
- Toxicidad de los medicamentos. Algunos medicamentos utilizados para tratar el cáncer pueden ser perjudiciales para el cuerpo. Pueden causar daños en los órganos y otros problemas. La toxicidad de un medicamento depende del tipo y de la cantidad que se tome. Existen muchas opciones de medicamentos para el linfoma de células T. El equipo de atención médica puede trabajar contigo para encontrar los más adecuados para ti.
- Reactivación de virus. Si has tenido una infección viral en el pasado, como hepatitis B o hepatitis C, algunos tratamientos pueden hacer que el virus se reactive. Esto puede derivar en inflamación del hígado, daño hepático y otras complicaciones.
- Síndrome de lisis tumoral. El síndrome de lisis tumoral es una afección grave que puede producirse cuando las células cancerosas se descomponen rápidamente después del tratamiento. Cuando estas células mueren, liberan sustancias en el torrente sanguíneo que pueden sobrecargar el organismo. Esto puede derivar en problemas en los riñones y otros órganos. Se pueden administrar medicamentos para tratar o prevenir los efectos secundarios perjudiciales.
Estrategias de afrontamiento y apoyo
Con el tiempo, encontrarás la manera de hacer frente a la incertidumbre y preocupación que ocasiona un diagnóstico de cáncer. Hasta ese momento, los siguientes consejos podrían ayudarte:
Obtén información suficiente sobre el linfoma de células T para tomar decisiones sobre tu atención médica.
Pregunta al equipo de atención médica sobre el cáncer, incluidos los resultados de las pruebas, las opciones de tratamiento y, si lo deseas, tu pronóstico. Cuanto más te informes acerca del linfoma de células T, más seguro te sentirás para tomar decisiones sobre el tratamiento.
Mantente cerca de tus familiares y amigos
Mantenerte cerca de las personas con las que tienes una relación estrecha puede ayudarte a enfrentar el linfoma de células T. Los familiares y amigos pueden brindarte el apoyo práctico que podrías necesitar, como ayudarte con las tareas de tu casa si estás en el hospital. Pueden convertirse en un apoyo emocional cuando te sientas abrumado por tener cáncer.
Busca a alguien con quien hablar
Busca a una persona que esté dispuesta a escucharte hablar sobre tus esperanzas y temores. Esta persona puede ser un familiar o un amigo. También podrían resultar útiles el interés y la comprensión de un terapeuta, trabajador social médico, miembro de la iglesia o grupo de apoyo para personas con cáncer.
Consulta al equipo de atención médica si en tu área hay grupos de apoyo. Otras fuentes de información son el Instituto Nacional del Cáncer, la Sociedad Americana contra el Cáncer, la Leukemia & Lymphoma Society (Sociedad de Leucemia y Linfoma) y la Lymphoma Research Foundation (Fundación para la Investigación del Linfoma).
Preparación para la consulta
Programa una cita con un profesional de atención médica si tienes algún síntoma que te preocupa.
Si el profesional de atención médica cree que podrías tener un linfoma de células T, es posible que te remita a un hematólogo, que es un médico que se especializa en enfermedades que afectan las células sanguíneas. Si te diagnostican cáncer, también es posible que te remitan a un oncólogo, que es un médico que se especializa en tratar esta enfermedad.
Debido a que las citas médicas pueden ser breves, es aconsejable ir preparado. A continuación, encontrarás información que te ayudará a prepararte.
Qué puedes hacer
- Ten en cuenta todo lo que debes hacer con anticipación. Cuando programes la cita, pregunta si debes hacer algo con anticipación, por ejemplo, restringir la dieta.
- Anota los síntomas que tengas, incluidos aquellos que no parezcan estar relacionados con el motivo por el que programaste la cita.
- Anota información personal crucial, incluidas las situaciones de gran estrés o los cambios recientes en tu vida.
- Haz una lista de todos los medicamentos, las vitaminas y los suplementos que tomas y las dosis.
- Pídeles a un familiar o un amigo que te acompañen. Puede ser difícil recordar toda la información que recibes durante una cita. La persona que te acompañe puede recordar algún detalle que tú hayas pasado por alto u olvidado.
- Anota las preguntas que quieras hacerle al equipo de atención médica.
Para los linfomas de células T, estas son algunas preguntas básicas que puedes hacer:
- ¿Tengo un linfoma de células T?
- ¿Qué tipo de linfoma de células T tengo?
- ¿En qué etapa está el linfoma de células T?
- ¿Se ha diseminado el linfoma de células T a otras partes del cuerpo?
- ¿Deberán hacerme más pruebas?
- ¿Cuáles son las opciones de tratamiento?
- ¿Cuánto aumenta cada tratamiento las probabilidades de curarme o de vivir más tiempo?
- ¿Cuáles son los posibles efectos secundarios de cada tratamiento?
- ¿De qué forma afectará mi vida diaria cada tratamiento?
- ¿Qué opción de tratamiento considera que es la más adecuada?
- ¿Qué le recomendaría a un amigo o familiar en mi situación?
- ¿Debería consultar con un especialista?
- ¿Tiene folletos u otros materiales impresos que pueda llevarme? ¿Qué sitios web me recomiendan?
- ¿Qué determinará si debo programar una cita de seguimiento?
No dudes en hacer otras preguntas.
Qué esperar del médico
Prepárate para responder preguntas como las siguientes:
- ¿Cuándo comenzaron los síntomas?
- ¿Están los síntomas presentes todo el tiempo o solo de vez en cuando?
- ¿Cuán fuertes son los síntomas?
- ¿Hay algo que parezca mejorar los síntomas?
- ¿Hay algo que parezca empeorar los síntomas?
- ¿Has tenido fiebre, sudoraciones nocturnas o pérdida de peso?
- ¿Has notado algún bulto, hinchazón o dolor en alguna parte del cuerpo?
- ¿Has tenido dolor en el pecho, tos o dificultad para respirar?
- ¿Has tenido alguna infección recientemente?
- ¿Tienes otras afecciones de salud, como diabetes, enfermedad cardíaca o enfermedad renal?
- ¿Qué es lo que más te preocupa de tu diagnóstico o tratamiento?