A medida que envejeces, es posible que te despiertes durante la noche. Y tal vez te preguntes: “¿Esto es una parte natural del envejecimiento o es algo malo?”
Es normal presentar episodios de insomnio con la edad. A menudo se debe a enfermedades o a cambios propios del proceso de envejecimiento. Entre ellas se incluyen las siguientes:
Cambios en los patrones de sueño. El sueño suele ser menos reparador a medida que las personas envejecen, por lo que es más probable que el ruido u otros cambios en el entorno las despierten. Con la edad, el reloj interno suele cambiar, por lo que las personas se cansan más temprano por la noche y se despiertan antes por la mañana. Pero, por lo general, las personas mayores aún necesitan la misma cantidad de sueño que los jóvenes.
Cambios en las actividades. Puede que estés menos activo física o socialmente. La falta de actividad puede interferir en una buena noche de sueño. Además, cuanto menos activo estés, más probabilidades hay de que tomes una siesta diaria, lo que puede interferir en el sueño nocturno.
Cambios en la salud. El dolor crónico derivado de afecciones como la artritis o los problemas de espalda puede interferir en el sueño. También la depresión o la ansiedad. Los problemas que aumentan la necesidad de ir al baño durante la noche, como las afecciones de próstata o vejiga, también pueden alterar el sueño. La apnea del sueño y el síndrome de las piernas inquietas también son más frecuentes con la edad y pueden alterar el sueño.
Más medicamentos. Las personas mayores suelen consumir más medicamentos con receta médica que los jóvenes. Algunos medicamentos pueden causar somnolencia diurna, trastornos del sueño nocturno o incluso pesadillas.
Entonces, ¿qué puedes hacer para tener un sueño más reparador?
Aunque es posible que no puedas modificar los cambios producidos en tus ritmos y tendencias naturales del sueño, hay muchas técnicas sencillas que pueden mejorar tu calidad de sueño:
- Establece un horario de sueño y cúmplelo. Esto significa acostarse y levantarse a la misma hora todos los días.
- Apaga la luz. Las luces de la computadora, la televisión o el teléfono pueden dificultar la conciliación del sueño. Apaga las pantallas por lo menos una hora antes de acostarte.
- Encuentra una rutina relajante que sigas todas las noches antes de acostarte. Por ejemplo, leer, meditar o escuchar música tranquilizadora.
- Haz actividad física. La actividad física regular ayuda a conciliar el sueño. Programa hacer ejercicio durante la mañana o la tarde para evitar actividades estimulantes justo antes de acostarte.
- Controla tus medicamentos. Si tomas medicamentos con regularidad, consulta con el equipo de atención médica para comprobar si pueden ser un factor desencadenante del insomnio. Asegúrate de mencionar también si estás tomando algún medicamento que puedas conseguir sin receta médica.
- Evita o limita las siestas. Las siestas pueden dificultar conciliar el sueño durante la noche. Si no puedes evitarlas, intenta que no duren más de 30 minutos. Y no duermas la siesta después de las 15:00.
- Evita las comidas grandes, la cafeína y el alcohol antes de acostarte. Bebe menos líquido antes de acostarte para no tener que ir al baño con tanta frecuencia.
- No aguantes el dolor. Si te molesta una afección dolorosa, habla con el equipo de atención médica sobre las opciones de analgésicos que actúan mientras duermes.
- Haz que tu habitación sea cómoda para dormir. Usa tu habitación solo para tener relaciones sexuales o para dormir. Mantén el dormitorio oscuro, silencioso y a una temperatura agradable. No dejes a la vista ningún reloj, ni el de pulsera ni el del teléfono celular, para no preocuparte por la hora.
Es importante dormir de 7 a 8 horas cada noche. Si todavía tienes problemas para dormir a pesar de haber tomado estas medidas, o si estás cansado o somnoliento la mayoría de los días, habla con el equipo de atención médica. Dormir bien es una parte importante de tu salud general.