Cuando el huracán Sandy azotó Nueva Jersey, la familia Long se enfrentó a dos tormentas: el agua y el viento que arrasaron su pueblo y el miedo por la salud de su hijo Jack de 14 años.

Necesita una cirugía. Y nosotros estábamos devastados.

Jack necesitaba una cirugía a corazón abierto para reparar un defecto cardíaco congénito poco frecuente llamado anomalía de Ebstein.

Estoy nerviosa y tengo miedo.

Si bien Jack nació con la enfermedad, no tuvo síntomas hasta la adolescencia. Y solo cuando practicaba algún deporte.

Tenía dificultades para respirar y me cansaba rápido.

Sabemos que, si hacemos la cirugía ahora, evitamos daños en el futuro.

La cirugía que ayudó a Jack estuvo a cargo de un equipo especializado de Mayo Clinic. Jack nació con un defecto cardíaco congénito llamado displasia de la válvula tricúspide o anomalía de Ebstein. Esa es una de las cuatro válvulas del corazón, llamada válvula tricúspide, que cuando el corazón se forma, en la etapa del feto, no se formó de manera correcta.

El Dr. Ben Eidem explica que la tarea de la válvula tricúspide es permitir que la sangre que circula en el corazón del cuerpo llegue al ventrículo derecho donde se bombeará hacia los pulmones para que reciba oxígeno. Si la válvula tricúspide tiene fugas, la sangre puede circular hacia atrás y provocar que el corazón tenga que realizar más esfuerzo para bombear. Con el tiempo, el corazón se agranda y tiene dificultades para funcionar.

Por lo tanto, la idea es que con la cirugía se intente detener ese proceso.

El cirujano Dr. Joseph Dearani realizó la cirugía de Jack denominada procedimiento en cono. Durante la cirugía, el Dr. Dearani aísla las valvas deformadas de la válvula tricúspide y luego les da forma de nuevo para que funcionen de manera correcta.

La cirugía de Jack fue un éxito. Volvió a jugar al fútbol y a atrapar olas. Sin embargo, ese no es el final de su historia. Antes de la cirugía, Jack decidió marcar una diferencia. Gracias a la ayuda de su familia, amigos y un maestro, comenzó una fundación.

Se llama Vivir mucho con un corazón fuerte. El objetivo es encontrar una cura para cualquier anomalía cardíaca congénita para ayudar a los niños y cualquier persona a que tengan una vida mejor.

Vendió pulseras por 2 dólares, camisetas por 10. Su mamá, Karen, recuerda que Jack le preguntaba, ¿Crees que llegaremos a 1000 dólares? ¿Crees que superaremos los 1000 dólares? Y yo le respondí que sí, que era muy probable que pudiéramos superar los 1000 dólares.

Y contaba todas las noches para ver qué más podíamos cambiar. Podemos marcar la diferencia y ayudar a otras personas.

Las personas que vivían en el pequeño pueblo costero de Jack, que habían sufrido las consecuencias del huracán Sandy, hacían la fila para donar.

Gente que dejaba cheques y que todavía no podía volver a vivir en su casa. Dejaban cheques para ayudar a Jack.

Recaudó bastante más que 1000 dólares. Casi 10.000 dólares.

Para mí, lo más importante de la historia de Jack es que lo que tuvo más valor es que no se trató él, de Jack. Fue algo para todos los demás.

Estoy feliz porque no solo me ayuda a mí; ayuda a todos los demás.

Soy Vivien Williams para la Red de noticias de Mayo Clinic.

Dec. 14, 2021