A pesar de que haya muchas pistas alentadoras, los nuevos tratamientos para la enfermedad de Alzheimer tardan en aparecer.

Escrito por el personal de Mayo Clinic

Los tratamientos actuales para la enfermedad de Alzheimer mejoran temporalmente los síntomas de pérdida de memoria y los problemas con el pensamiento y el razonamiento.

Estos tratamientos para la enfermedad de Alzheimer aumentan el rendimiento de las sustancias químicas en el cerebro que transportan información de una neurona cerebral a otra. Algunos de estos son los inhibidores de la colinesterasa y el medicamento memantina (Namenda). Sin embargo, estos tratamientos no detienen el deterioro subyacente y la muerte de las neuronas cerebrales. A medida que mueren más células, la enfermedad de Alzheimer continúa progresando.

Los expertos proceden con cautela, pero tienen la esperanza de desarrollar tratamientos que puedan detener o retrasar la progresión de la enfermedad de Alzheimer. Los expertos conocen cada vez más cómo la enfermedad modifica el cerebro. Esto llevó a la investigación de posibles tratamientos para la enfermedad de Alzheimer que posiblemente afecten el proceso de la enfermedad.

Los tratamientos futuros para la enfermedad de Alzheimer pueden incluir una combinación de medicamentos. Es algo similar a los tratamientos para muchos tipos de cáncer o para el VIH/SIDA que incluyen más de un medicamento.

Estas son algunas de las estrategias que se estudian actualmente.

Algunos de los tratamientos nuevos para la enfermedad de Alzheimer se dirigen a las placas en el cerebro, es decir, a los cúmulos de la proteína beta amiloide. Las placas son un signo característico de la enfermedad de Alzheimer.

Las estrategias dirigidas a la beta amiloide incluyen:

  • Reclutamiento del sistema inmunitario. Los medicamentos conocidos como anticuerpos monoclonales pueden evitar que la beta amiloide se acumule en placas. También pueden eliminar las placas de beta amiloide que se han formado. Lo hacen ayudando al cuerpo a eliminarlas del cerebro. Estos medicamentos imitan a los anticuerpos que el cuerpo produce naturalmente como parte de la respuesta del sistema inmunitario a los invasores extraños o a las vacunas.

    En 2023, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó el lecanemab (Leqembi) para personas con casos leves tanto de la enfermedad de Alzheimer como de deterioro cognitivo debido a dicha enfermedad.

    En un ensayo clínico de fase 3, se descubrió que el medicamento retrasaba el deterioro cognitivo en personas con enfermedad de Alzheimer en etapa temprana. El medicamento impide que las placas amiloides del cerebro se acumulen. El ensayo de fase 3 ha sido el más grande que se ha hecho hasta la fecha para estudiar si la eliminación de los grupos de placas amiloides en el cerebro puede retrasar el avance de la enfermedad.

    El lecanemab se administra por infusión intravenosa cada dos semanas. Es posible que el equipo de atención médica verifique si hay efectos secundarios y que te pregunten a ti o a tu cuidador sobre la reacción de tu cuerpo al medicamento. Algunos efectos secundarios del lecanemab son las reacciones relacionadas con la infusión, por ejemplo, fiebre, síntomas similares a los de la gripe, náuseas, vómitos, mareos, cambios en la frecuencia cardíaca y falta de aire.

    Además, las personas que toman lecanemab pueden presentar hinchazón cerebral o pequeños sangrados en el cerebro. En raras ocasiones, la hinchazón cerebral puede ser lo bastante grave como para causar convulsiones y otros síntomas. También, con poca frecuencia, el sangrado cerebral puede causar la muerte. La FDA recomienda hacer una resonancia magnética del cerebro antes de iniciar el tratamiento. También recomienda que se hagan controles mediante imágenes por resonancia magnética del cerebro durante el tratamiento para verificar si hay síntomas de hinchazón o de hemorragia cerebral.

    Las personas portadoras de una forma específica de un gen conocido como APOE e4 parecen tener un mayor riesgo para estas complicaciones graves. La FDA recomienda hacer la prueba para saber si este gen está presente antes de iniciar el tratamiento con lecanemab.

    Si tomas anticoagulantes o si tienes otros factores de riesgo de sangrado cerebral, consulta con el profesional de atención médica antes de tomar lecanemab. Los medicamentos anticoagulantes pueden aumentar el riesgo de sangrado cerebral.

    Se están llevando a cabo más investigaciones sobre los posibles riesgos de tomar lecanemab. Otras investigaciones estudian la eficacia del lecanemab en las personas que tienen riesgo para la enfermedad de Alzheimer, entre ellas las que tienen un familiar de primer grado, como el padre, la madre, un hermano o una hermana, con la enfermedad.

    Otro medicamento que se está estudiando es el donanemab. Su objetivo son las placas amiloides y proteínas tau, y las reduce. Se descubrió que retrasa el deterioro del pensamiento y del funcionamiento en personas con enfermedad de Alzheimer en etapa temprana.

    El anticuerpo monoclonal solanezumab no mostró beneficios para las personas con enfermedad de Alzheimer preclínica, leve ni moderada. El solanezumab no redujo la beta amiloide en el cerebro, lo que puede explicar que no fuera eficaz.

  • Prevención de la destrucción. El saracatinib, que es un medicamento inicialmente desarrollado como un posible tratamiento contra el cáncer, ahora está en proceso de evaluación para la enfermedad de Alzheimer.

    En ratones, el saracatinib desactivó una proteína que permitió que las sinapsis comenzaran a funcionar nuevamente. Las sinapsis son los espacios pequeños entre las neuronas cerebrales a través de los cuales estas se comunican. En el estudio, los animales presentaron una reversión de cierta pérdida de la memoria. Los ensayos en humanos con el saracatinib como un posible tratamiento para la enfermedad de Alzheimer están actualmente en curso.

  • Bloqueadores de producción. Estas terapias pueden reducir la cantidad de beta amiloide que se forma en el cerebro. Las investigaciones han demostrado que la beta amiloide se produce a partir de una proteína precursora en dos pasos llevados a cabo por diferentes enzimas.

    Varios medicamentos experimentales tienen como objetivo bloquear la actividad de estas enzimas. Se los conoce como inhibidores de la beta-secretasa y la gama-secretasa. Los estudios recientes mostraron que los inhibidores de la beta-secretasa no retrasaron el deterioro cognitivo. También se asociaron a efectos secundarios considerables en quienes tenían Alzheimer leve o moderado. Esto ha disminuido el optimismo por los medicamentos.

Se produce un colapso en un sistema de transporte de neuronas cerebrales vital cuando una proteína denominada proteína tau se tuerce y se convierte en fibras diminutas. Estas fibras se denominan ovillos y constituyen otro de los cambios frecuentes que se observan en el cerebro de los pacientes con enfermedad de Alzheimer. Los investigadores están buscando la forma de evitar que las proteínas tau se conviertan en ovillos.

Actualmente se están llevando a cabo ensayos clínicos sobre los inhibidores de la agregación de tau y vacunas contra la agregación de la proteína tau.

La enfermedad de Alzheimer causa inflamación crónica y de bajo nivel de las neuronas cerebrales. Los investigadores están estudiando formas de tratar los procesos que derivan en inflamación en la enfermedad de Alzheimer. El medicamento sargramostim (Leukine) se encuentra actualmente en investigación. Este medicamento podría estimular al sistema inmunitario para que proteja al cerebro de las proteínas dañinas.

En algunos estudios se está investigando de qué modo la insulina afecta al cerebro y la función de las neuronas cerebrales. Los investigadores están estudiando la relación de los cambios de insulina en el cerebro con la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, un ensayo en el que se probó un espray nasal de insulina determinó que el medicamento no era eficaz para frenar la progresión de la enfermedad de Alzheimer.

La creciente evidencia sugiere que la salud del cerebro está estrechamente relacionada con la salud del corazón y de los vasos sanguíneos. El riesgo de desarrollar demencia parece aumentar como resultado de muchas afecciones que dañan el corazón o las arterias, como presión arterial alta, enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular, diabetes y colesterol alto.

Varios estudios están explorando la mejor manera de aprovechar esta conexión. Entre las estrategias que se están investigando se incluyen:

  • Fármacos actuales para los factores de riesgo de una enfermedad cardíaca. Los investigadores están estudiando los beneficios para los pacientes con enfermedad de Alzheimer de medicamentos para la presión arterial. También están analizando si estos medicamentos pueden reducir el riesgo de demencia.
  • Fármacos dirigidos a nuevos objetivos. Otros estudios están analizando de forma estrecha cómo funciona a nivel molecular la conexión entre la enfermedad cardíaca y la enfermedad de Alzheimer. El objetivo es encontrar nuevos posibles medicamentos para la enfermedad de Alzheimer.
  • Estilo de vida. Las investigaciones sugieren que un estilo de vida con conocidos beneficios para el corazón pueden ayudar a prevenir la enfermedad de Alzheimer o retrasar su aparición. Entre estos se incluyen la práctica de ejercicio casi todos los días y llevar una dieta saludable para el corazón.

Los estudios durante la década de 1990 sugirieron que la terapia de reemplazo hormonal durante la perimenopausia y la menopausia lograba reducir el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, los últimos estudios arrojan resultados contradictorios. Algunos estudios no han encontrado ningún beneficio cognitivo derivado de la terapia de reemplazo hormonal. Es necesario seguir investigando y comprender mejor la relación entre el estrógeno y la función cognitiva.

El desarrollo de nuevos medicamentos es un proceso lento. El ritmo puede ser frustrante para las personas con enfermedad de Alzheimer y sus familias, que esperan nuevas opciones de tratamiento.

Para ayudar a acelerar el descubrimiento, el consorcio Critical Path for Alzheimer's Disease (Vía crítica para la enfermedad de Alzheimer) creó una asociación única en su tipo para compartir datos de ensayos clínicos sobre la enfermedad de Alzheimer. Entre los colaboradores de Critical Path for Alzheimer's Disease (Vía crítica para la enfermedad de Alzheimer) se encuentran compañías farmacéuticas, fundaciones sin ánimo de lucro y asesores gubernamentales. El Critical Path for Alzheimer's Disease (Vía crítica para la enfermedad de Alzheimer) anteriormente se llamaba Coalition Against Major Diseases (Coalición contra las enfermedades graves).

La Critical Path for Alzheimer's Disease (Vía crítica para la enfermedad de Alzheimer) también ha colaborado con el Clinical Data Interchange Standards Consortium (Consorcio de Estándares de Intercambio de Datos Clínicos) para crear estándares de datos. Los investigadores creen que los estándares de datos y el intercambio de datos de los participantes de estudios acelerarán el desarrollo de terapias más eficaces.

Feb. 13, 2024