Diagnóstico

Un diagnóstico de neuroblastoma podría comenzar con un examen físico. Otras pruebas y procedimientos incluyen estudios por imágenes y la extracción de tejido para analizarlo. El equipo de atención médica de tu hijo podría recurrir a diversos estudios y procedimientos para diagnosticar este tipo de cáncer.

Examen físico

Un profesional de atención médica podría examinar al niño para verificar si hay signos de neuroblastoma. El profesional de atención médica podría hacer preguntas sobre los síntomas de tu hijo y su historial médico.

Análisis de sangre y orina

Un profesional de atención médica podría analizar la orina y la sangre de tu hijo. Los resultados pueden ayudar al profesional de atención médica a entender mejor la afección de tu hijo. Los análisis de orina podrían buscar altos niveles de sustancias químicas producidas por las células del neuroblastoma. Por ejemplo, el neuroblastoma puede producir unas sustancias químicas llamadas catecolaminas. Estas podrían detectarse en un análisis de orina.

Estudios por imágenes

Los estudios por imágenes consisten en tomar imágenes del cuerpo. Podrían ayudar al equipo de atención médica de tu hijo a encontrar la ubicación del neuroblastoma y buscar signos de que se podría haber diseminado.

Estudios por imágenes para un neuroblastoma:

  • Radiografía.
  • Ecografía.
  • Tomografía computarizada.
  • Resonancia magnética.
  • Exploración con metaiodobenzilguanidina (MIBG).

No todas las personas necesitan someterse a todos los estudios. El equipo de atención médica decidirá qué pruebas se necesitan en función de la afección del niño.

Biopsia

Una biopsia es un procedimiento que consiste en extraer una muestra de tejido para analizarla en un laboratorio. Para obtener la muestra, el profesional de atención médica puede introducir una aguja hueca a través de la piel hasta llegar al tumor. El profesional de atención médica usa la aguja a fin de extraer algunas células para analizar. En ocasiones, el cirujano extrae la muestra de tejido durante la cirugía.

En el laboratorio, se analiza el tejido para detectar signos de cáncer. Podrían hacerse otras pruebas para buscar cambios en el ADN dentro de las células cancerosas. Los resultados de estas pruebas ayudan al equipo de atención médica de tu hijo a crear un plan de tratamiento.

Aspiración y biopsia de médula ósea

La aspiración y la biopsia de médula ósea son procedimientos que implican la recolección de células de la médula ósea. Las células se envían para su análisis. Estos procedimientos se usan para comprobar si el neuroblastoma se diseminó a la médula ósea.

La médula ósea es la materia blanda del interior de los huesos donde se generan las células sanguíneas. La médula ósea tiene una parte sólida y otra líquida. En una aspiración de médula ósea, se utiliza una aguja para extraer una muestra del líquido. En una biopsia de médula ósea, se recoge una pequeña cantidad de tejido sólido con una aguja. Las muestras suelen tomarse del hueso de la cadera.

Etapas del neuroblastoma

El equipo de atención médica usa los resultados de estas pruebas para asignarle una etapa al neuroblastoma. La etapa le indica al equipo de atención médica el pronóstico y le ayuda a crear un plan de tratamiento.

Etapas del neuroblastoma:

  • L1. Esta etapa significa que el neuroblastoma está proliferando en un área. No hay ninguna estructura implicada que pueda dificultar la extracción completa del cáncer mediante una cirugía.
  • L2. Esta etapa significa que el neuroblastoma está proliferando en un área. Sin embargo, se ven afectadas estructuras que podrían dificultar la extracción total del cáncer mediante cirugía.
  • M. Esta etapa significa que el neuroblastoma se ha diseminado a otras partes del cuerpo.
  • MS. Esta etapa se aplica a niños menores de 18 meses. Significa que el neuroblastoma se diseminó a la piel, el hígado o la médula ósea.

Tratamiento

Los tratamientos para el neuroblastoma incluyen cirugía, radioterapia y medicamentos, como quimioterapia, entre otros. El equipo de atención médica tiene en cuenta muchos factores cuando elabora un plan de tratamiento. Estos incluyen la edad del niño, la etapa del cáncer, el tipo de células implicadas en el cáncer y los cambios en el ADN dentro de las células cancerosas.

El equipo de atención médica usa esta información para determinar si el neuroblastoma es de riesgo bajo, intermedio o alto. El neuroblastoma de riesgo bajo o intermedio tiene buenas probabilidades de curarse. El neuroblastoma de riesgo alto puede ser más difícil de curar, por lo que podría requerir tratamientos más fuertes. El tratamiento o la combinación de tratamientos que reciba tu hijo para el neuroblastoma dependerá de la categoría del riesgo.

Cirugía

Durante una cirugía para tratar un neuroblastoma, los cirujanos usan instrumentos cortantes para extirpar las células cancerosas. En los niños con neuroblastoma de riesgo bajo, la cirugía para extirpar el tumor podría ser el único tratamiento necesario.

Su ubicación y tamaño determinan si podrá extraerse por completo. La extracción de tumores que se encuentran unidos a órganos vitales cercanos podría ser muy riesgosa.

En el caso del neuroblastoma de riesgo intermedio y alto, los cirujanos podrían tratar de extirpar la mayor cantidad posible del tumor. También es posible que se requieran otros tratamientos, como quimioterapia y radioterapia, para destruir las células cancerosas restantes.

Quimioterapia

La quimioterapia trata el cáncer con medicamentos fuertes. Existen muchos medicamentos para la quimioterapia. La mayoría de los medicamentos de quimioterapia se administran por vía intravenosa. Otros vienen en comprimidos.

Los niños con neuroblastoma de riesgo intermedio suelen recibir una combinación de medicamentos de quimioterapia antes de la cirugía. Esto aumenta las probabilidades de que se pueda extirpar el tumor en su totalidad.

Los niños con neuroblastoma de riesgo alto suelen recibir altas dosis de medicamentos de quimioterapia para reducir el tamaño del tumor. La quimioterapia también ayuda a destruir las células cancerosas que se hayan diseminado a otras partes del cuerpo. La quimioterapia se suele administrar antes de la cirugía y antes de un trasplante de médula ósea.

Radioterapia

La radioterapia trata el cáncer con haces potentes de energía. La energía puede provenir de rayos X, protones u otras fuentes.

Los niños con neuroblastoma de riesgo alto podrían recibir radioterapia después de la quimioterapia y la cirugía. La radioterapia podría ayudar a reducir el riesgo de que el cáncer reaparezca.

Trasplante de médula ósea

Un trasplante de médula ósea, también conocido como trasplante de célula madre de médula ósea, implica poner en el cuerpo células madre de médula ósea saludables. Estas células sustituyen a las dañadas por la quimioterapia y otros tratamientos.

Un trasplante de médula ósea podría ser una opción para los niños con neuroblastoma de riesgo alto. En el trasplante de médula ósea para neuroblastoma, se usan las células madre propias del niño. Este tipo de trasplante se conoce como trasplante autólogo de células madre.

Antes del trasplante, se lleva a cabo un procedimiento para filtrar y recoger células madre de la sangre del niño. Estas células madre se almacenan para su posterior uso. Luego, el niño recibe dosis altas de quimioterapia para destruir las células cancerosas restantes. Después, se vuelven a introducir las células madre de la sangre en su cuerpo. Las células trasplantadas pueden formar nuevas células sanguíneas sanas.

Inmunoterapia

La inmunoterapia es un tratamiento con medicamentos que ayuda al sistema inmunitario a destruir las células cancerosas. Para combatir las enfermedades, el sistema inmunitario ataca los gérmenes y otras células que no deberían estar en el cuerpo. Las células cancerosas sobreviven porque se esconden del sistema inmunitario. La inmunoterapia ayuda a las células del sistema inmunitario a encontrar y atacar las células cancerosas.

A veces, se usa inmunoterapia además de la quimioterapia para tratar el neuroblastoma de alto riesgo.

Estrategias de afrontamiento y apoyo

Cuando a tu hijo le diagnostican cáncer, es común sentir distintas emociones. Algunos padres y madres cuentan que sintieron conmoción, incredulidad, culpa e ira. Mientras sientes estas emociones tan fuertes, es posible que tengas que tomar decisiones sobre el tratamiento de tu hijo. Esto puede ser abrumador. Aquí encontrarás algunas ideas para ayudarte a sobrellevar la situación:

Reúne toda la información que necesitas

Obtén información suficiente sobre el neuroblastoma para tomar decisiones sobre la atención médica de tu hijo con tranquilidad. Habla con el equipo de atención médica de tu hijo. Elabora una lista de las preguntas que deseas formular en la próxima cita médica. Pide al equipo de atención médica que te recomiende fuentes confiables de información. En los Estados Unidos, el Instituto Nacional del Cáncer y la Sociedad Americana contra el Cáncer son fuentes confiables de información.

Organiza una red de apoyo.

Los amigos y la familia pueden brindarte apoyo práctico y emocional durante todo el tratamiento de tu hijo. Es probable que tus amigos y tu familia te pregunten qué pueden hacer para ayudar. Acepta estas ofertas. Los seres queridos pueden acompañar a tu hijo a citas médicas o sentarse junto a su cama en el hospital cuando tú no puedas hacerlo. Cuando estés con tu hijo, tus amigos y familiares pueden cuidar de tus otros hijos u ocuparse de tu casa para ayudarte.

Aprovecha los recursos para niños con cáncer.

Busca recursos especiales para familias que tienen hijos con cáncer. Pregunta a los trabajadores sociales de tu clínica sobre los recursos disponibles. Los grupos de apoyo para padres, madres, hermanos y hermanas te vinculan con personas que podrían entender cómo te sientes. Tu familia puede ser elegible para asistir a campamentos de verano, acceder a viviendas temporarias o recibir otros apoyos.

Mantén tus rutinas tanto como sea posible.

Los niños pequeños no pueden entender lo que sucede cuando reciben el tratamiento contra el cáncer. Para ayudar a tu hijo a afrontar esta situación, intenta mantener una rutina habitual tanto como sea posible. Intenta coordinar las citas para que tu hijo pueda tomar una siesta en un momento programado del día. Tengan horarios para comer. Dale a tu hijo un momento para jugar cuando se sienta dispuesto a hacerlo. Si tu hijo debe pasar tiempo en el hospital, trae objetos desde casa que lo ayuden a sentirse más cómodo.

Pregunta al equipo de atención médica sobre otras formas de reconfortar a tu hijo durante el tratamiento. Algunos hospitales tienen terapeutas de recreación o trabajadores de vida infantil que pueden brindarte más formas específicas de ayudar a tu hijo a enfrentar la situación.

Preparación para la consulta

Programa una cita con el profesional de atención médica de la familia si tu hijo tiene síntomas que te preocupan.

Debido a que las citas médicas pueden ser breves, es aconsejable ir preparado. A continuación, encontrarás información que te ayudará a prepararte y a saber lo que puedes esperar.

Qué puedes hacer

  • Ten en cuenta cualquier restricción previa a la cita médica. Cuando programes la cita, asegúrate de preguntar si debes hacer algo con anticipación, como cambiar la alimentación de tu hijo.
  • Anota cualquier síntoma que tenga tu hijo, incluidos aquellos que no parezcan estar relacionados con el motivo por el que programaste la cita.
  • Anota información personal crucial, como situaciones de gran estrés o cambios recientes en tu vida.
  • Haz una lista de todos los medicamentos, las vitaminas o los suplementos que está tomando tu hijo y las dosis.
  • Pídele a un familiar o a un amigo que te acompañe. En ocasiones, puede ser difícil recordar toda la información que se proporciona durante una cita. Es posible que la persona que te acompañe recuerde información que tú pasaste por alto u olvidaste.
  • Escribe preguntas para hacerle al equipo de atención médica de tu hijo.

Tu tiempo con el equipo de atención médica es limitado; por eso, preparar una lista de preguntas puede ser útil para aprovecharlo al máximo. Clasifica las preguntas desde las más importantes a las menos, en caso de que se acabe el tiempo. Algunas preguntas básicas que podrías hacer en caso de neuroblastoma:

  • ¿Cuál puede ser la causa de los síntomas o de la afección de mi hijo?
  • ¿Qué tipos de pruebas deben hacerle a mi hijo?
  • ¿Cuál es el mejor plan de acción?
  • ¿Cuáles son las alternativas al enfoque que me sugiere?
  • Mi hijo tiene estas otras enfermedades. ¿Cuál es la mejor forma de controlarlas juntas?
  • ¿Hay alguna restricción que mi hijo debe respetar?
  • ¿Debería mi hijo ver a un especialista?
  • ¿Dónde puedo obtener más información?

Además de las preguntas que preparaste, no dudes en hacer otras durante la cita médica.

Qué esperar del médico de tu hijo

Preguntas que podría hacerte el equipo de atención médica de tu hijo:

  • ¿Cuándo comenzó tu hijo a tener síntomas?
  • ¿Cómo cambiaron los síntomas con el tiempo?
  • ¿Hay algo que parezca mejorar los síntomas de tu hijo?
  • ¿Hay algo que parezca empeorar los síntomas de tu hijo?