Cuando Mike Hawker llegó a Mayo Clinic, le quedaba aproximadamente un mes de vida. En la actualidad, un nuevo agente de diagnóstico por imágenes controla su cáncer para que pueda disfrutar de su vida como legislador por Alaska.
Acurrucado en el asiento del avión, mirando cómo se alejaba el paisaje de Alaska por la ventana, Michael Hawker creyó que esa era la última vez que vería la Tierra del Sol de Medianoche.
El cáncer de próstata había invadido su cuerpo de tal manera (se había extendido hacia su médula, fémur, nódulos linfáticos, pelvis, vejiga y cuencas oculares) que su expectativa de vida era de menos de un mes. Estaba volando hacia Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, en busca de un milagro.
"Había llegado al punto en que veía mi muerte y la aceptaba", dice el legislador del estado de Alaska.
Por el contrario, su esposa Carol no lo veía así. En la lucha por darle a su esposo una última oportunidad, llamó a Mayo Clinic para encontrar un médico con experiencia en cáncer de próstata neuroendocrino metastásico. Cuando se comunicó con la recepción de urología, el doctor Eugene D. Kwon, subdirector de investigación de Department of Urology and the Cancer Immunology and Immunotherapy Program (Departamento de Urología y del Programa de Inmunología e Inmunoterapia Oncológica), pasaba por allí y oyó su nombre y parte de la conversación.
El doctor Kwon pidió hablar con el interesado.
"Eso es extraordinario", dice Michael. "Entiendo que los médicos no atienden llamadas espontáneas".
Unos días después de esa conversación, Michael y Carol abordaron un avión hacia Rochester, Minnesota.
La semana más miserable de mi vida
A pesar de haber sido sometido a quimioterapia durante cuatro meses en Alaska, el cáncer de Michael creció sin control. "Mi cuerpo estaba completamente debilitado y mi esposa tenía que hacer todo por mí", dice. "Apenas recuerdo el vuelo a Minnesota".
En cuanto Michael llegó a Mayo Clinic el 1 de diciembre de 2010, el doctor Kwon prescribió una nueva serie de biopsias de hueso, pelvis, vejiga y próstata y una terapia hormonal para combatir el cáncer. "Fue literalmente la peor y más dolorosa semana de mi vida", dice.
Para el 8 de diciembre, los niveles del antígeno prostático específico (PSA) de Michael habían descendido de 36 a seis.
"No podíamos creerlo", dice Michael. "Era la primera vez en seis meses que recibíamos una noticia que no fuese 'vas a morir' ".
Y así comenzó la larga relación con el doctor Kwon y Mayo Clinic. Luego de unos meses de recibir la terapia hormonal, los niveles del PSA de Michael eran casi indetectables y permanecieron de esa manera hasta el otoño de 2012.
Mantener el cáncer alejado
El doctor Kwon considera al cáncer de Michael un delincuente en libertad condicional. Para mantener al cáncer controlado, los niveles del antígeno prostático específico (PSA, por sus siglas en inglés) de Michael se verifican periódicamente en Alaska y cada seis meses regresa a Mayo Clinic para una revisión exhaustiva.
En septiembre de 2012, los niveles del PSA de Michael aumentaron de 0,1 a 0,2 nanogramos por mililitro (ng/ml). Para muchos hombres, este aumento infinitesimal no causaría preocupación. Pero para Michael, quien tiene cáncer en todo el cuerpo, el aumento más pequeño representa una llamada de atención.
Tan pronto como sus valores comenzaron a aumentar, Michael regresó a Mayo Clinic para identificar dónde estaba el cáncer con una nueva y poderosa herramienta de diagnóstico: la inyección de colina C-11, la cual puede ayudar a localizar el cáncer cuando los niveles de PSA son, por lo menos, la mitad de lo que las técnicas tradicionales de pruebas de diagnóstico por imágenes pueden detectar.
Detectar y vencer al cáncer de próstata recurrente
Esta nueva técnica de imagen utiliza una forma radioactiva de la vitamina colina, que las células cancerosas absorben inmediatamente. Los médicos inyectan una pequeña cantidad del agente en una de las venas del paciente y luego utilizan una tomografía por emisión de positrones y una computadora para observar dónde se aloja el agente. El resultado es un mapa detallado del cáncer de la persona.
La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó a Mayo Clinic como la primera institución en los Estados Unidos en producir y administrar la Inyección de Colina C-11. El nombre técnico del compuesto es 11C colina. 11C indica que un átomo de carbono tiene la condición de radioactivo y posee una vida media de 20 minutos, lo que significa que cada 20 segundos el agente pierde el 50 % de su eficacia.
Debido a su corta vida, la colina 11C se produce para cada paciente y se administra unos minutos después de su creación. La inyección de Colina C-11 de Michael identificó cuatro zonas de actividad del cáncer de próstata. Luego de la confirmación de los resultados de las imágenes, los médicos rápidamente lo trataron con terapia de radiación, y actualmente el cáncer de Michael está nuevamente bajo control.
Un cambio en el juego
Hasta que esta tecnología estuvo disponible, determinar cómo tratar el cáncer de próstata recurrente era un enigma debido a que los médicos no podían saber dónde se localizaba el cáncer. Incluso si una tomografía por emisión de positrones tradicional revelaba la presencia de un bulto con anticipación, era muy difícil determinar qué era ese bulto. ¿Tejido cicatrizado? ¿Artritis? ¿Una inflamación? ¿Cáncer? Las inyecciones de Colina C-11 contribuyen a cambiar esa dinámica para que los médicos puedan reaccionar más rápido y elaborar terapias más específicas.
De vuelta en Alaska, Michael se encuentra en buen estado de salud y se siente en la cima del mundo. "Las personas que trabajan en Mayo Clinic y las herramientas y tecnología que poseen me dieron una segunda oportunidad en la vida. Lo reconozco y agradezco. Cada día, el sol brilla más. Me queda un tiempo de vida en este planeta y en verdad quiero dejar un legado de algo bueno. No puedo describir lo feliz que me hace estar vivo".
Hacer lo correcto
Las compañías farmacéuticas conocían el potencial de las imágenes con colina C-11 desde hacía un tiempo, pero ninguna había utilizado recursos de desarrollo valiosos para trabajar con ella. Desde el punto de vista de las ganancias, tiene tres inconvenientes: no es patentable, solo sirve en un período corto de tiempo (vida media de 20 minutos) y es prácticamente imposible distribuirla en cantidades masivas.
Pero Eugene D. Kwon, M.D., Val Lowe, M.D. y Joseph C. Hung, Ph.D., de Mayo Clinic sabían que tenía el potencial de tener una repercusión en el tratamiento de pacientes con cáncer de próstata. Por eso, con la ayuda de sus colegas, R. Jeffrey Karnes, M.D., y Christopher R. Mitchell, M.D., desarrollaron, en su tiempo libre, la primera aplicación del nuevo medicamento en Mayo Clinic junto a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos.
No contaban con 4 mil millones de dólares, el monto promedio que, según Forbes Magazine, una compañía farmacéutica gasta en cada medicamento aprobado. Y no querían esperar pacientemente los típicos 10 años o más que demora el proceso de aprobación de un medicamento.
"Hicimos esto porque es lo correcto", dice el Dr. Lowe, especialista en medicina nuclear e imágenes por tomografía por emisión de positrones (TEP) de Mayo Clinic. "Creemos que va a salvar más vidas".
Entonces, con años de investigación y bibliografía publicada, el equipo de Mayo se reunió con la Administración de Alimentos y Medicamentos para determinar si la inyección de colina C-11 calificaba para solicitar la aprobación como medicamento nuevo. La Administración de Alimentos y Medicamentos dio luz verde a los investigadores y otorgó una revisión prioritaria a la solicitud. Tras nueve meses de la emisión de la solicitud, la Administración de Alimentos y Medicamentos aprobó a Mayo Clinic como la primera institución en los Estados Unidos en producir y administrar la inyección de colina C-11 para contribuir a la identificación del cáncer de próstata recurrente.
"La evidencia es convincente", dice el Dr. Hung, director del Centro de Radioquímica de tomografía por emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés) de Mayo Clinic. "Esperábamos que la Administración de Alimentos y Medicamentos estuviese de acuerdo. Y lo hicieron".
Los médicos de Mayo desean utilizar la inyección de colina C-11 para investigar en qué zona del cuerpo se manifiesta el cáncer de próstata y determinar qué tratamientos funcionan mejor para cada forma de cáncer de próstata. Además, el equipo está particularmente interesado en desarrollar la nueva generación de otros radioisótopos para detectar todos los tipos de cáncer y otras enfermedades, como la enfermedad de Alzheimer.