El Dr. B. Mark Keegan explica el diagnóstico y tratamiento de la esclerosis múltiple.

Diagnóstico de esclerosis múltiple

Paso 1: Identificar los síntomas clínicos primordiales

Dr. B. Mark Keegan, Neurología, Mayo Clinic: La esclerosis múltiple se diagnostica generalmente en tres o cuatro pasos. El primer paso es ver si los pacientes presentan los síntomas clínicos primordiales y típicos de la esclerosis múltiple. Por ejemplo, pueden presentar síntomas de la neuritis óptica, que se caracteriza por la pérdida dolorosa de la visión en un ojo o, esporádicamente, en ambos a la vez. En general, se presenta en horas o días. Se estabiliza con algo de dificultad visual, como visión borrosa, dura unas semanas y, luego, desaparece sola o con corticoides. Otro síntoma clínico primordial de la esclerosis múltiple es la visión doble, que consiste en ver simultáneamente dos imágenes del mismo objeto. En la esclerosis múltiple, no suele ser dolorosa, pero tiene que ser de naturaleza binocular. Eso significa que, al cubrir un ojo, la visión doble desaparece y la persona ve normal. Una característica primordial de la esclerosis múltiple en algunos pacientes es la hemiparesia o el déficit hemisensorial. La hemiparesia es una debilidad simultánea en un lado del cuerpo y abarca el rostro, el brazo y la pierna. La pérdida hemisensorial consiste en entumecimiento o menor sensación en el rostro, el brazo y la pierna. Al igual que la neuritis óptica, suele aparecer en horas o días. Puede estabilizarse por varias semanas y, luego, mejorar, sea de forma espontánea o con esteroides. Algunos pacientes presentan entumecimiento progresivo con o sin debilidad y que sube lentamente desde los pies hasta las rodillas, la barriga, el pecho e incluso el cuello. Esto también dura unos días o semanas y, luego, mejora lentamente con el tiempo. Esta característica clínica primordial indica que hay algo de inflamación en la médula espinal. Otro síntoma común es el denominado signo de Lhermitte. El signo de Lhermitte es una sensación extraña que suele describirse como una descarga eléctrica o vibración al flexionar el cuello hacia delante. No suele ser doloroso ni es solo un sonido crepitante en el cuello, como el de otras personas con o sin esclerosis múltiple, sino una sensación de vibración o de descarga eléctrica. Esta característica primordial también indica que hay algo de inflamación en la médula espinal. Como la esclerosis múltiple afecta la médula espinal en algunos pacientes, puede haber alteraciones en el intestino y la vejiga, como urgencia urinaria o intestinal, o sea, la necesidad de correr al baño y ocasionalmente sufrir accidentes o incontinencia. En general, no consideramos que los problemas cognitivos o de memoria y la fatiga necesariamente sean características primordiales muy significativas de la esclerosis múltiple. Si bien son muy frecuentes en los pacientes con esclerosis múltiple, también son muy generales. Es decir, pueden deberse a muchas enfermedades distintas, a trastornos del sueño, a otras cosas o hasta presentarse por sí solos, de modo que no tienen valor diagnóstico en esta enfermedad, aunque sean síntomas muy comunes en la esclerosis múltiple.

Paso 2: Examen neurológico

El segundo factor es el examen neurológico del paciente. Consiste en verificar su estado mental, la función de los nervios craneales (es decir, la visión, el movimiento de los ojos, la calidad del habla), la fuerza motora (es decir, la fuerza de los músculos en todo el cuerpo), los reflejos y la sensación. En un examen neurológico minucioso, también se comprueba la marcha, el equilibrio y las funciones sensoriales.

Paso 3: Mirar las investigaciones pertinentes a la esclerosis múltiple

El tercer paso es mirar las investigaciones pertinentes a la esclerosis múltiple. En general, la principal prueba de diagnóstico es la resonancia magnética del cerebro y de la médula espinal en la zona cervical y torácica. Debido a que la esclerosis múltiple daña la sustancia blanca del sistema nervioso central, también pueden afectarse el cerebro y la médula espinal en la zona cervical y torácica. La resonancia magnética es importante para identificar en esos lugares las lesiones propias de la esclerosis múltiple. Las lesiones propias de la esclerosis múltiple suelen tener apariencia ovoidal. Parecen salir de los ventrículos, por lo cual son periventriculares. Pueden estar en el tronco cerebral o ser lesiones yuxtacorticales porque llegan hasta el borde de la corteza. A menudo, las lesiones agudas de la esclerosis múltiple exudan el gadolinio o sustancia de contraste suministrada por vena durante el procedimiento. El brillo del gadolinio muestra una inflamación activa en el momento de la resonancia magnética. A veces, también se recomiendan otros estudios. Ocasionalmente se recomienda una punción lumbar o evaluación del líquido cefalorraquídeo. La mayoría de los pacientes con esclerosis múltiple presentan anomalías en la punción lumbar. Específicamente, aumentan las inmunoglobulinas o anticuerpos, lo que se conoce como bandas oligoclonales en el líquido cefalorraquídeo, o aumenta el índice de inmunoglobulina G o de anticuerpos. Otros estudios del líquido cefalorraquídeo no son específicos para la esclerosis múltiple. Verificamos el recuento de glóbulos blancos y de proteínas, así como otros valores para comprobar que no coinciden con otras enfermedades neurológicas más probables que la esclerosis múltiple. También hacemos análisis de sangre a los pacientes con esclerosis múltiple. No hay un análisis de sangre en particular que permita diagnosticar la esclerosis múltiple, pero hacemos exámenes periódicos para descartar otras enfermedades parecidas. En general, cuando hay algo muy característico de la esclerosis múltiple y otro diagnóstico es muy poco probable, no hay necesidad de hacer más análisis de sangre. Sin embargo, cuando hay algo inusual o atípico, la cantidad y amplitud de los exámenes de sangre para descartar otras afecciones cobra más importancia. También hacemos algunos análisis de sangre porque ciertos pacientes reciben medicamentos contra la esclerosis múltiple y hay que hacerlos como detección.

Evolución clínica de la esclerosis múltiple: Esclerosis múltiple con recaídas y mejorías y esclerosis múltiple progresiva

Ahora voy a hablar sobre la distinta evolución clínica de la esclerosis múltiple. El tipo más común de esclerosis múltiple y que se da en el 85 % de los casos es la esclerosis múltiple con recaídas y mejorías. En la recaída, aparecen nuevamente los síntomas o signos neurológicos característicos de la esclerosis múltiple y, en general, duran al menos 24 horas, aunque muchas veces lo hacen por muchos días o semanas. La mejoría es el alivio de los síntomas. A veces los síntomas no permiten recuperar al 100 % los valores de referencia, pero al menos alivian un poco. A veces las recaídas se tratan con corticoides por vía intravenosa u oral y en dosis muy elevadas, durante períodos cortos que generalmente son de tres a cinco días. Los otros tipos de evolución clínica de la esclerosis múltiple se denominan progresivos. Los pacientes con esclerosis múltiple progresiva secundaria son los que ya han tenido al menos un ataque definido o una recaída de esclerosis múltiple. Como mencioné antes, debería haber al menos un grado de mejoría, aunque no se recuperen por completo los valores de referencia. Pero lo distintivo de los tipos progresivos de esclerosis múltiple y que suele surgir muchos años después de un ataque o una recaída, es un deterioro lento, pero sostenido, de la función neurológica con o sin recaídas ocasionales, y con o sin nuevas lesiones presentes en la resonancia magnética. La esclerosis múltiple progresiva secundaria se distingue de la esclerosis múltiple progresiva primaria en que estos pacientes nunca tuvieron una recaída clínica, hasta donde el médico y los familiares pueden saber. Ambos tipos de esclerosis múltiple progresiva se distinguen por un deterioro lento, pero sostenido, en la marcha y la forma de caminar, que ocurre durante muchos meses o años. Sucede normalmente sin ningún ataque. Este es un contraste con la esclerosis múltiple con recaídas y mejorías, en la que entre las recaídas, el paciente parece estar totalmente estable y sin ninguna discapacidad progresiva.

Opciones de tratamiento para la esclerosis múltiple progresiva

Ahora quiero hablarles sobre las opciones de tratamiento para los pacientes con esclerosis múltiple progresiva. Para los pacientes con esclerosis múltiple progresiva primaria o secundaria que no tienen ataques continuos ni ninguna lesión nueva en la resonancia magnética, parece que no hay ningún medicamento que detenga bien la enfermedad, la desacelere o, al menos, aminore su avance. Es una pena para los pacientes y una gran desilusión para ellos y los médicos. Pero hasta ahora, esa es la información obtenida por la experiencia investigativa sobre estos medicamentos inmunomoduladores. De todos modos, eso no significa que no podamos ayudar a los pacientes con esclerosis múltiple progresiva. La mejor manera de hacerlo es ayudarlos con la marcha y al caminar, a veces, con dispositivos para la ambulación o con recomendaciones de medicina física y rehabilitación para la espasticidad. La espasticidad es una gran tensión de las piernas y los brazos por una enfermedad del cerebro y la médula espinal. En general, para la espasticidad, recomiendan una rutina de estiramientos una o dos veces al día y el uso ocasional de medicamentos antiespásticos como el baclofeno o la tizanidina. Como ya mencioné, a veces los pacientes con esclerosis múltiple presentan disfunción del intestino y la vejiga. La evaluación de la vejiga puede estar a cargo de urología, que son los especialistas en la vejiga.

Esos son algunos aspectos importantes del diagnóstico, la evaluación y el tratamiento de la esclerosis múltiple.

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May 25, 2024