Pocas sensaciones son tan atemorizantes como no poder inhalar suficiente aire. La dificultad para respirar, conocida en medicina como disnea, a menudo se describe como una opresión intensa en el pecho, falta de aire, dificultad para respirar, falta de aliento o una sensación de ahogo.
El ejercicio extenuante, las temperaturas extremas, la obesidad y las alturas pueden causarle a una persona sana dificultad para respirar. Si no es uno de estos ejemplos, es probable que la dificultad para respirar sea un signo de un problema médico.
Contáctate con tu médico lo antes posible si tienes dificultad para respirar sin causa aparente, especialmente si aparece de repente y es intensa.
En la mayoría de los casos, la dificultad para respirar se atribuye a enfermedades del corazón o de los pulmones. El corazón y los pulmones participan en el transporte de oxígeno hacia los tejidos y en la eliminación de dióxido de carbono, y los problemas relacionados con cualquiera de estos dos procedimientos afectan la respiración.
Busca atención médica de urgencia
Llama al 911 o al número local de emergencias o pídele a alguien que te lleve a la sala de urgencias si tienes una dificultad grave para respirar que aparece en forma repentina y afecta tu capacidad de actuar. Busca atención médica de urgencia si la dificultad para respirar está acompañada de dolor en el pecho, desmayo o náuseas, o color azulado en los labios o uñas, o un cambio en cuán alerta estés mentalmente — ya que estos pueden ser signos de ataque cardíaco o embolia pulmonar.
Pide una consulta con un médico
Pide una consulta con el médico si, además de la dificultad para respirar, tienes:
- Hinchazón en los pies y tobillos
- Problemas para respirar cuando estás recostado
- Fiebre alta, escalofríos y tos
- Silbido al respirar
- La dificultad para respirar preexistente empeora
Cuidado personal
Para ayudar a evitar que la dificultad para respirar crónica empeore:
- Deja de fumar. Deja de fumar, o no empieces. El tabaquismo es la causa principal de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Si tienes EPOC, dejar de fumar puede hacer más lenta la progresión de la enfermedad y prevenir complicaciones.
- Evita la exposición a sustancias contaminantes. Evita respirar toxinas ambientales o alérgenos, como vapores químicos o humo de segunda mano, siempre que sea posible.
- Evita las temperaturas extremas. La actividad en condiciones ambientales muy cálidas y húmedas o muy frías puede hacer que aumente la disnea causada por enfermedades pulmonares crónicas.
- Ten un plan de acción. Si tienes un trastorno de salud que causa falta de aire, habla con tu médico sobre qué debes hacer si tus síntomas empeoran.
- Ten en cuenta la altura. Cuando viajes a áreas con mayor altura, tómate el tiempo y evita hacer esfuerzo hasta que te hayas adaptado.
- Haz ejercicio regularmente. El ejercicio puede ayudar a mejorar la condición física y la capacidad de tolerar la actividad. El ejercicio — junto con perder peso si tienes sobrepeso — puede ayudar a disminuir cualquier contribución a la falta de aire causada por la mala condición física. Habla con tu médico antes de comenzar un programa de ejercicios.
- Toma tus medicamentos. Saltearte la medicación para trastornos crónicos pulmonares y cardíacos puede llevar a un peor control de la disnea.
- Verifica regularmente tu equipo. Si dependes de oxígeno complementario, asegúrate de contar con el suministro adecuado y de que el equipo funcione adecuadamente.
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