Encuentro fortuito
Una prueba clínica relevante que utiliza el virus del sarampión para combatir el cáncer reúne al paciente y a los benefactores de una forma inesperada.
Escrito por el personal de Mayo Clinic
Para algunos, la casualidad es una evidencia del trabajo de Dios y de su intervención divina en momentos de necesidad. Otros creen que no existen los "accidentes" y que los acontecimientos de nuestras vidas están marcados por los planes del destino. Las mentes más científicas simplemente se lo adjudicarían a las leyes de la probabilidad.
Entonces, cuando un científico que ha pasado toda su vida lidiando con hechos de repente se queda despierto toda la noche pensando acerca de Dios, el universo y el destino, sabes que algo grande ha ocurrido.
Algo que la ciencia no puede explicar.
10 años y contando
Stacy Erholtz ha pasado 10 años peleando contra un mieloma múltiple, un cáncer en la sangre.
"Por mucho tiempo, mis médicos locales no podían averiguar qué era lo que ocurría conmigo", cuenta ella. "Sufría un agotamiento extremo. Me caí y me rompí la espalda. Pasé por dos cirugías del túnel carpiano. Sentía náuseas todo el tiempo y perdí mucho peso".
Estaba tan enferma que canceló su viaje a Denver en el que celebraría su cumpleaños número 40 con su familia. "Tenía callos en mis nudillos porque gatear era la única forma en la que podía subir las escaleras".
Cuando Stacy vino a Mayo Clinic, el doctor en medicina Stephen J. Russell y el equipo de mieloma la trataron con numerosas terapias: quimioterapia tradicional, trasplante de células madres y novedosas drogas anti mieloma. Todas vencían al cáncer por un tiempo, pero luego regresaba.
Una vez, mientras estaba en remisión, Stacy y su marido vieron al doctor Russell en las noticias locales hablando de su estudio del virus del sarampión. Stacy miró a su marido y le dijo: "Le dije al doctor Russell que si mi cáncer vuelve a aparecer, quiero ser parte de su estudio".
Con el tiempo, el cáncer de Stacy regresó. Durante una reunión con el equipo médico de Mayo Clinic preguntó sobre el estudio del sarampión pero descubrió que no calificaba.
"Tienes que ser una gran perdedora", dijo Stacy. "Necesitaba fallar en todo tipo de tratamiento disponible antes de poder calificar para el estudio". Stacy todavía contaba con algunas opciones: una novedosa combinación de drogas y otro trasplante de células madres utilizando sus células madres extraídas anteriormente. Ella soportó meses de un sistema inmunológico comprometido, agotamiento extremo y náuseas mientras su médula ósea se reconstruía lentamente.
Para cuando Stacy se estaba recuperando de su segundo trasplante de células madres, su cáncer ya estaba regresando. En meses, fue aceptada en la prueba clínica del virus del sarampión.
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Un virus que vence al cáncer
El Dr. Russell, profesor de medicina molecular de la cátedra Richard O. Jacobson, comenzó a investigar el potencial para combatir el cáncer que poseía el virus del sarampión hace 17 años. En aquel tiempo, la mejor prueba de que podría funcionar era la de un doctor en África, quien había informado acerca de un tumor facial de un niño con un linfoma que había disminuido temporalmente luego de que contrajera sarampión.
Los investigadores descubrieron que aunque las células cencerosas pueden multiplicarse libremente, no pueden evitar una infección tan fácilmente como las células sanas. Hoy, los científicos pueden crear virus que son demasiado débiles como para dañar a las células sanas pero lo suficientemente fuertes como para destruir a las células tumorales.
El Centro Oncológico Integral de Mayo Clinic es la primera institución en utilizar con éxito un virus de sarampión manipulado como terapia para tratar el cáncer, por ejemplo, cáncer de ovarios y glioblastoma multiforme, que es el tumor cerebral más letal. En 2006, el Dr. Russell y su compañera, la Dra. Angela Dispenzieri, comenzaron un ensayo clínico para realizar infusiones con el virus del sarampión manipulado a pacientes con mieloma múltiple.
Paciente 11.2
Cuando Stacy ingresó al estudio en el 2013, tenía múltiples tumores en su clavícula, esternón, cuerpo vertebral y cráneo. El tumor de su frente, al cual los hijos de Stacy nombraron Evan, había alcanzado el tamaño de una pelota de golf y había destruido el hueso de su cráneo comprimiendo el cerebro.
Un día y medio después de que Stacy recibiera una infusión del virus de sarampión para combatir el cáncer, Evan comenzó a desaparecer.
Dos semanas después de su tratamiento, Stacy no podía recordar cómo era sentirse bien por tanto tiempo: "Mi energía se cuadriplicó".
Siete semanas después de la terapia, todos sus tumores y los signos del cáncer habían desaparecido.
A lo largo de los años, los investigadores han reducido tumores simples gracias al virus del sarampión. Sin embargo, Stacy es la primer persona en alcanzar la remisión total luego de que el cáncer se esparciera por todo su cuerpo.
Ella es la segunda persona en el estudio y en el mundo, en recibir el virus modificado del sarampión en la dosis más alta posible de 10 a la undécima potencia (de ahí su número de participante 11.2). Luego de su infusión, Stacy supo que recibió virus suficiente como para vacunar a 10 millones de personas contra el sarampión. "Hubiera sido aterrador saberlo antes de pasar por ello", dijo entre risas.
Stacy es la primera persona en la historia en alcanzar una respuesta tan excepcional, lo que brinda esperanzas para una nueva y poderosa terapia contra el cáncer.
"Este estudio es un hito para todo el campo de la terapia viral oncolítica", afirma el doctor Russell. "No solo debido a la extraordinaria respuesta de Stacy, sino también por ser el primer estudio que prueba que un virus que puede combatir el cáncer se disemina ampliamente por todo el cuerpo".
Cuando Stacy fue invitada a realizar una visita al laboratorio del doctor Russell el 13 de septiembre del 2013, cuatro meses después de que recibiera su infusión, fue una visita histórica. Pero lo que pasó allí resulta inexplicable.
Lo fortuito
"Caminar por el laboratorio del Dr. Russell fue como una experiencia con Willy Wonka", dice Stacy. "Pude ver el detrás de escena y conocer a las personas que dedican su vida a trabajar para curar el cáncer empleando virus". En medio de abrazos y apretones de mano, Stacy y su mamá conocieron al equipo del Dr. Russell y posaron para las fotos.
En un momento, el Dr. Russell le pidió a Stacy que posara con él junto a la placa que hacía honor a los benefactores Mary Agnes y Al McQuinn, quienes hicieron posible la investigación del virus del sarampión. Una vez que se tomaron la foto, Stacy miró la placa y exclamó: "Mary Agnes y Al McQuinn... ¡Conozco a estas personas! Era amiga de su hijo".
Stacy conocía a su hijo Charles del trabajo. Y los McQuinn son propietarios de una casa junto al lago más adelante en la calle donde vive Stacy, por lo que sus caminos se cruzaron muchas veces. "No podía creerlo", cuenta el Dr. Russell. "Algo así no pasa porque sí".
Mary Agnes y Al McQuinn son contribuyentes de Mayo Clinic desde hace mucho tiempo. En el 2005, se les mostró por primera vez el trabajo del Dr. Russell con el virus del sarampión y desde entonces han respaldado su estudio de manera constante.
"Este estudio no sería posible sin el respaldo de los McQuinn", explica el Dr. Russell. "Su respaldo es la razón por la cual podremos volcar nuestra investigación en tratamientos para ayudar a pacientes como Stacy".
El Dr. Russell y su equipo les proporcionaron a los McQuinn actualizaciones de la investigación y los hitos durante el estudio. Cuando la paciente número 11.2 tuvo una respuesta excepcional, los McQuinn fueron unos de los primeros en saberlo.
Por lo que es comprensible que el corazón de Mary Agnes se agitara mientras marcaba el número de teléfono que habían dejado en su correo de voz con el siguiente mensaje: "Hola señor y señora McQuinn. Habla la paciente 11.2. Por favor llámenme. Me encantaría hablar con ustedes".
Tanto Mary como Al quedaron atónitos al enterarse de que después de tantos años de respaldo el primer paciente exitoso del Dr. Russell era alguien a quien conocían. "Es realmente un milagro", dijo Mary Agnes.
Stacy y Mary Agnes pasaron un largo rato hablando por teléfono acerca del estudio y de cómo sus vidas se entrelazaban, y sabían que debían conocerse en persona. Pronto, los McQuinn, junto con su hija y su yerno, se reunieron con Stacy y su mamá para almorzar.
"Nos divertimos mucho celebrando", dijo Stacy. "Hablamos durante horas".
El regreso y la desaparición de Evan
En enero del 2014, Evan, el tumor en la frente de Stacy, comenzó a aparecer nuevamente. Era canceroso, pero, por primera vez en los 10 años de lucha de Stacy, estaba localizado. El Dr. Russell y su equipo lo trataron de forma exitosa con radioterapia y no hay signos del cáncer en el cuerpo de Stacy.
Han pasado 10 años desde que le diagnosticaron cáncer a Stacy y tuvo que cancelar sus planes de viaje a Denver para celebrar su cumpleaños número 40. Hizo ese viaje cuando cumplió 50.
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