Gordon Gunnerson

Sus padres lo inspiraron a ayudar a otros

Escrito por el personal de Mayo Clinic

“Lo único que espero es una cura para el Alzheimer”, dice Gordon Gunnerson.

Gordon Gunnerson lamentó lo que sus padres tuvieron que soportar al final de sus vidas. Primero, su padre luchó contra una enfermedad cardíaca, luego padeció demencia. Se agravó tanto que con el tiempo hizo una regresión a la infancia.

Aproximadamente cuatro años después, cuando Gordon se desempeñaba exitosamente en la industria inmobiliaria de Lake City, Michigan, su madre se enfermó de cáncer. Luego de presenciar el deterioro de su padre, supo que su madre lo necesitaba, así que en 1996 dejó de lado una cartera de clientes que le había llevado décadas conseguir. Gordon se ocupó de ella, mientras veía cómo el cáncer lentamente se apoderaba de su cuerpo y, por último, de su mente.

"Realmente me agobia ver cómo las personas pierden la memoria y parecen que no saben dónde están", se lamenta Gordon. "Es una verdadera lástima".

La experiencia condujo a Gordon a marcar una diferencia en la comunidad en general. Poco después de la muerte de su madre, un trabajador social y un grupo de enfermeros le mostraron la necesidad de tener una centro de vivienda tutelada en Lake City. Gordon vio esto como la oportunidad perfecta para ayudar a las personas que no tenían adónde acudir cuando ya no era seguro o posible seguir viviendo solas.

"Viajé durante un año y estudié centros, hablé con personas, averigüé sobre los costos", dice Gordon. "Y contraté a alguien que llevara a cabo un estudio de viabilidad de la idea".

Esta persona procesó todos los datos brutos; del análisis se infirió que era viable abrir un centro de 90 camas en su comunidad, pero no se infirió de dónde podría salir el dinero.

La mamá de Gordon lo había criado para ser austero, para que no comprara nada a menos que tuviera el dinero en efectivo. Nunca había pedido dinero prestado. Ni para su primer automóvil, ni para su primera casa, ni para nada. Nunca. Dejar atrás este motivo de orgullo era dar un paso muy grande. Lamentablemente, todos los bancos locales lo rechazaron y citaron como argumento su falta de experiencia en el negocio de los centros de vivienda tutelada. Pero en 2002, abrió un nuevo banco en Traverse City, Michigan. Gordon presentó sus datos y los convenció de que le dieran un préstamo de $5 millones.

Gordon supervisó la construcción de un centro de vivienda tutelada de alta calidad y lo llamó Belle Oakes en honor a su madre, Isabele. Durante los seis años siguientes, la dirigió él mismo y se aseguró de que los clientes estuvieran rodeados de personas que entendieran las necesidades de los ancianos con demencia y se interesaran en ellas.

Retribución

En 2007, la presión arterial de Gordon se elevó de forma preocupante. Vendió Belle Oakes y disminuyó su ritmo de trabajo para pasar más tiempo en su cabaña de Round Lake, a la que llama un trocito de paraíso. Pero quería continuar marcando una diferencia para las personas con demencia. Así que acudió a Mayo Clinic.

Gordon fue por primera vez a Mayo Clinic cuando era joven para buscar ayuda para su hermano ciego. Gordon recuerda a los equipos de especialistas concentrados en su hermano, intentando ayudarlo.

"A mi hermano le cobraban $50 por las visitas de toda la semana", recuerda Gordon. "Y como sabían que él no tenía empleo, le ofrecieron la opción de pagar 50 centavos por mes, a nuestro banco local, así que ni siquiera tuvo que comprar una estampilla".

A través de los años, Gordon acudió a Mayo Clinic una y otra vez. Cada vez que lo hacía, salía agradecido por la amabilidad y la atención que demostraban a él y a su familia. Está particularmente agradecido a (Chris) O. Batchelder, un funcionario del área de desarrollo que se convirtió en un buen amigo. En un momento, Chris visitaba al papá de Gordon todos los días, durante semanas, mientras estaba hospitalizado en Saint Marys Campus.

"Aprendí muchísimo de ese hombre", comenta Gordon. "Trabajaba durante largas horas y siempre anteponía las necesidades de las personas a las suyas".

Chris ayudó a Gordon a darse cuenta de que podría mantener una estabilidad financiera al mismo tiempo que avanzaba hacia su meta de ayudar a las personas a combatir la demencia. La solución fue una anualidad de donación benéfica, la cual devuelve en dinero en efectivo un porcentaje de una donación filantrópica. Así que, con las ganancias de la venta de Belle Oaks, Gordon estableció una anualidad de donación benéfica de $1 millón para que Mayo Clinic pudiera avanzar en la investigación sobre la enfermedad de Alzheimer.

"Quiero que Mayo Clinic tenga dinero para hacer más experimentos que resuelvan más problemas y ayuden a más personas, especialmente, a quienes padecen Alzheimer", dice Gordon. "Lo único que espero es una solución para el Alzheimer".