Descripción general

Un bulto mamario es un crecimiento de tejido que se forma en la mama. La mayoría de los bultos en las mamas no son irregulares ni cancerosos. Pero si tienes uno, es fundamental que el profesional de atención médica lo revise de inmediato.

Síntomas

El tejido mamario normalmente puede tener un aspecto abultado o rugoso. También puedes tener sensibilidad en las mamas, que aparece y desaparece con el período menstrual.

Si tienes algún problema de salud que afecte las mamas, es posible que notes cambios en la forma en que estas se sienten normalmente. Estos cambios pueden incluir lo siguiente:

  • Un bulto redondeado, liso y firme
  • Un bulto que se siente firme y se mueve con facilidad debajo de la piel
  • Un bulto duro en la mama con bordes irregulares
  • Una zona de la piel que ha cambiado de color
  • Hoyuelos en la piel, como una naranja
  • Nuevos cambios en el tamaño o la forma de la mama
  • Líquido que se segrega del pezón

Cuándo debes consultar a un médico

Pide una cita para que te revisen un nódulo mamario, especialmente en los siguientes casos:

  • El nódulo es reciente y se siente firme o fijo.
  • No desaparece después de 4 a 6 semanas. O bien, ha cambiado el tamaño o la forma en que se siente.
  • Observas cambios en la piel de la mama, como cambio de color, costras, hoyuelos o arrugas.
  • El pezón de pronto secreta un líquido y esto ocurre más de una vez. El líquido puede tener sangre.
  • El pezón recientemente se giró hacia adentro.
  • Hay un nuevo nódulo en la axila, o el tamaño de un nódulo en la axila ha cambiado.

Causas

Las causas de los bultos mamarios pueden ser las siguientes:

  • Quistes mamarios. Estos sacos llenos de líquido que se forman dentro de las mamas son redondos, lisos y firmes. Un quiste mamario puede medir unos pocos milímetros o ser grande como una naranja. El tejido alrededor del quiste puede estar adolorido. Un quiste mamario puede aparecer antes del período y después reducirse, agrandarse o desaparecer. Los quistes mamarios tienden a aparecer rápidamente cerca del ciclo menstrual.
  • Cambios fibroquísticos en las mamas. Es posible que estos cambios te hagan sentir inflamación general en las mamas. Algunas zonas pueden tener bultos o una textura similar a la de una cuerda. Puedes sentir sensibilidad en las mamas. Es común tener cambios fibroquísticos en las mamas relacionados con el ciclo menstrual. Los síntomas tienden a mejorar después de tener el período.
  • Fibroadenomas. Estos tumores mamarios sólidos no son cáncer. Son lisos y se mueven con facilidad debajo de la piel cuando los tocas. Un fibroadenoma puede reducirse o aumentar de tamaño con el tiempo. Los factores que pueden estar relacionados con el crecimiento de un fibroadenoma incluyen el embarazo; el uso de una terapia hormonal, como píldoras anticonceptivas, o la menstruación.
  • Lesión o posoperatorio. Una lesión grave en el tejido mamario o una complicación después de una cirugía en las mamas pueden formar un bulto en las mamas. Esto se conoce como necrosis grasa.
  • Infecciones. Una acumulación de líquido infectado, que se conoce como absceso, en el tejido mamario también puede causar un bulto en las mamas. El bulto suele asociarse con dolor en la mama, enrojecimiento en la zona e hinchazón de la piel.
  • Papiloma intraductal. Es una protuberancia similar a acrocordones de la piel en un conducto mamario. Puede hacer que salga un líquido transparente o sanguinolento del pezón. No suele ser doloroso. Esta protuberancia se puede ver en una ecografía de mamas de la zona debajo del pezón.
  • Lipoma. Este tipo de bulto puede sentirse blando. Está formado por tejido mamario graso. Suele ser inofensivo.
  • Cáncer de mama. Un bulto en la mama que es indoloro y duro, tiene bordes irregulares y es diferente del tejido mamario que lo rodea podría ser cáncer de mama. La piel que recubre el bulto puede engrosarse, cambiar de color o estar enrojecida. También se pueden producir cambios en la piel, como hoyuelos que se parecen a la piel de una naranja. El tamaño y la forma de las mamas pueden cambiar. Es posible que notes secreción de líquido por el pezón o un hundimiento del pezón. Los ganglios linfáticos de la axila o cerca de la clavícula podrían hincharse.

Consulta al profesional de atención médica para saber qué tipos de pruebas podrías necesitar y qué tipo de bulto tienes en la mama.

Factores de riesgo

Los factores de riesgo para los bultos en las mamas causados por afecciones no cancerosas incluyen los siguientes:

  • Edad. Algunas de las afecciones que causan bultos en las mamas son más comunes entre los 30 y 40 años de edad; por ejemplo, cambios fibroquísticos y fibroadenomas.
  • Períodos menstruales. Antes de la menstruación, o durante ella, puedes sentir un bulto en la mama debido a una acumulación de líquido en las mamas.
  • Embarazo. Pueden sentirse bultos en las mamas durante el embarazo. Esto se debe a que las glándulas que producen la leche crecen en cantidad y se agrandan.
  • Premenopausia. A medida que te acercas a la menopausia, los cambios hormonales pueden hacer que las mamas se sientan más sensibles y con más bultos.

Puedes cambiar algunos factores de riesgo para el cáncer de mama. Entre estos, se incluyen los siguientes:

  • Alcohol. Cuanto más alcohol consumas, mayor será el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
  • Sobrepeso u obesidad. El riesgo de cáncer de mama aumenta con el sobrepeso o la obesidad después de la menopausia.
  • Falta de ejercicio. Si no realizas actividad física, tienes más probabilidades de desarrollar cáncer de mama.
  • No dar a luz. El riesgo de cáncer de mama es levemente más alto en las personas que no han tenido hijos o que los tuvieron después de los 30 años.
  • No amamantar. El riesgo de cáncer de mama puede ser levemente más alto en las personas que no amamantaron a sus bebés.
  • Anticonceptivos hormonales. Los métodos anticonceptivos que contienen hormonas para prevenir el embarazo pueden aumentar levemente el riesgo de cáncer de mama. Esto incluye las píldoras anticonceptivas, las inyecciones y los dispositivos intrauterinos.
  • Terapia hormonal. El uso prolongado de estrógenos con progesterona puede aumentar el riesgo de cáncer de mama.

Otros factores de riesgo para los bultos cancerosos en las mamas no pueden controlarse. Entre estos, se incluyen los siguientes:

  • Haber nacido mujer. Las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollar cáncer de mama.
  • Envejecimiento. El riesgo de cáncer de mama aumenta con la edad. Los exámenes de detección de cáncer de mama se realizan con mayor frecuencia a partir de los 55 años.
  • Mutaciones genéticas. Algunos tipos de cáncer de mama son causados por mutaciones genéticas transferidas del padre o la madre a sus hijos, lo que se conoce como mutaciones genéticas hereditarias. La mutación de los genes BRCA 1 y BRCA 2 es la causa más común del cáncer de mama hereditario.
  • Antecedentes familiares de cáncer de mama. Tienes más probabilidades de desarrollar cáncer de mama si un familiar cercano, como padre, madre, hermanos, también tuvieron la enfermedad.
  • Mamas densas. Esto significa que el tejido de las mamas es más glandular y fibroso, y tiene menos tejido adiposo. Las personas con tejido mamario denso tienen un mayor riesgo de contraer cáncer de mama que las personas que tienen una densidad promedio.
  • Menstruación temprana o menopausia tardía. Si el período menstrual aparece a una edad temprana, en especial antes de los 12 años, se asocia con un riesgo de cáncer de mama levemente más alto. Atravesar la menopausia después de los 55 años también se asocia a un riesgo levemente más alto de contraer cáncer de mama.
  • Determinadas afecciones de la mama que no son cáncer. Algunas afecciones benignas que producen bultos en las mamas pueden aumentar las probabilidades de aparezca cáncer de mama en el futuro. Estas afecciones pueden ser hiperplasia ductal atípica e hiperplasia lobulillar atípica, que implica demasiada proliferación de células en determinadas células mamarias. Otra afección puede ser el carcinoma lobulillar in situ que sucede cuando hay proliferación de células en las glándulas que producen la leche. Esta afección también puede aumentar el riesgo de cáncer de mama.

Complicaciones

Algunas afecciones que producen bultos en las mamas pueden derivar en otras enfermedades o complicaciones. Las complicaciones dependen del tipo de bulto que tengas en la mama. Por ejemplo, algunas infecciones en la mama, sin tratamiento, pueden hacer que se formen acumulaciones de pus en la mama.

Aun así, otras afecciones de la mama que no son cáncer pueden aumentar el riesgo de cáncer de mama en el futuro, por ejemplo, afecciones que puedan generar bultos, como la hiperplasia ductal atípica, la hiperplasia lobulillar in situ y el carcinoma lobulillar in situ. Si tienes una afección de la mama que aumenta el riesgo de cáncer de mama, esto no significa que definitivamente se desarrollará un cáncer de mama. Consulta con el profesional de atención médica sobre lo que el riesgo significa para ti y si puedes hacer cambios en el estilo de vida para reducirlo.

Algunos bultos en las mamas no causan complicaciones; por ejemplo, muchas veces los quistes pequeños y los fibroadenomas simples desaparecen solos con el tiempo.

Prevención

No hay una forma evidente de prevenir los bultos en las mamas. Los bultos en las mamas que no son cáncer, generalmente, están asociados con cambios naturales en el cuerpo, como cambios hormonales con el paso del tiempo.

Sin embargo, puedes cambiar determinados factores de riesgo para los bultos en las mamas cancerosos. Sigue las recomendaciones a continuación para disminuir las probabilidades de cáncer de mama:

  • Consume menos alcohol. Si decides beber alcohol, hazlo con moderación. Para los adultos sanos, esto significa una bebida al día en el caso de las mujeres y hasta dos bebidas al día en el caso de los hombres.
  • Lleva una alimentación equilibrada. Llena tu plato con proteínas magras, cereales integrales, frutas y verduras. Come menos alimentos con sal, azúcar u procesados.
  • Haz ejercicio físico. La American Cancer Society (Sociedad Estadounidense contra el Cáncer) recomienda que los adultos deben realizar entre 150 y 300 minutos de actividad física de intensidad moderada por semana. También puedes hacer entre 75 y 150 minutos de alguna actividad intensa por semana. Si, actualmente, no haces ejercicio, consulta a tu profesional de atención médica para que te ayude a empezar.