Conceptos básicos sobre el estrés

El estrés es una reacción psicológica y física normal a las exigencias de la vida. Un poco de estrés puede ser bueno y motivarte a un buen desempeño. Sin embargo, muchos desafíos diarios, como tener que esperar en un embotellamiento de tráfico, cumplir con plazos de entrega y pagar las facturas, pueden imponerte más presión de la que puedes tolerar.

Tu cerebro viene programado con un sistema de alarma para protegerte. Cuando el cerebro percibe una amenaza, le envía una señal al cuerpo para que libere una explosión de hormonas que aumentan el ritmo cardíaco y elevan la presión arterial. Esta reacción de alarma te da energía para lidiar con la amenaza.

Cuando la amenaza desaparece, el cuerpo debería volver a su estado normal de relajación. Desafortunadamente, las complicaciones constantes de la vida moderna, sus exigencias y expectativas causan que el sistema de alarma de algunas personas no se apague casi nunca.

El manejo del estrés te brinda una serie de herramientas para reiniciar y recalibrar el sistema de alarma. Puede ayudar a tu mente y a tu cuerpo a adaptarse (resiliencia). Sin esta, es posible que tu cuerpo se encuentre constantemente en alerta. Con el tiempo, el estrés crónico puede derivar en problemas graves de salud.

No esperes a que el estrés dañe tu salud, tus relaciones interpersonales o tu calidad de vida. Comienza a practicar técnicas para el manejo del estrés desde ya.

Alivio del estrés

El ritmo y los desafíos de la vida moderna hacen del manejo del estrés una actividad necesaria para todos.

Identifica tus factores desencadenantes de estrés para poder controlarlo. ¿Qué te enoja, hace sentir tenso, preocupado o irritable? ¿Sientes dolores de cabeza o malestar estomacal sin causa médica aparente con frecuencia? ¿Te resulta difícil concentrarte o tienes problemas para dormir de noche?

Algunos factores de estrés, como las presiones laborales, los problemas de pareja, una agenda ocupada o las preocupaciones financieras, son fáciles de identificar. Recientemente, muchas personas también han tenido que lidiar con problemas relacionados con la pandemia de la COVID-19. Sin embargo, los problemas y las exigencias diarios, como hacer una fila larga o llegar tarde a una reunión, también contribuyen a elevar los niveles de estrés.

Incluso algunas situaciones esencialmente positivas, como casarse o comprar una casa, pueden resultar estresantes. Cualquier cambio en tu vida puede provocar estrés.

Una vez que hayas identificados tus desencadenantes de estrés, piensa en estrategias para lidiar con ellos. Identificar qué puedes controlar y qué no es un buen comienzo. Por ejemplo, si el estrés no te permite dormir de noche, quizás la solución sea sacar la televisión o la computadora del dormitorio y permitir que tu mente se relaje antes de dormir.

En otras situaciones, por ejemplo, cuando el estrés se manifiesta en respuesta a altas exigencias laborales o a la enfermedad de un ser querido, es posible que solo puedas cambiar tu reacción.

No pienses que tienes que resolverlo solo. Busca la ayuda y el apoyo de tu familia y amigos, ya sea que necesites alguien que te escuche, que te ayude a cuidar a los niños o que te dé un aventón al trabajo mientras tu auto está en el taller.

Administra tu tiempo y prioriza tus tareas y compromisos. En lo posible, organiza tu agenda en función de tu tiempo y energía. Descubre qué es lo más importante o qué compromisos puedes rechazar. Deshazte de los compromisos que no sean importantes.

Muchas personas se benefician de ciertas prácticas como respiración profunda, taichí, yoga, meditación, atención plena o pasar tiempo en contacto con la naturaleza. Reserva tiempo para ti mismo. Recibe un masaje, date un baño de espuma, escucha música, baila, ve una comedia, haz lo que sea que te ayude a relajarte.

Mantener un estilo de vida saludable te ayudará a manejar el estrés. Sigue una alimentación saludable, ejercítate con regularidad y duerme lo suficiente. Haz un esfuerzo de manera consciente para pasar menos tiempo frente a una pantalla (televisión, tableta, computadora y teléfono) y más tiempo relajándote.

Evita el consumo de alcohol o drogas ilícitas para manejar el estrés.

El estrés no desaparecerá de tu vida. Asimismo, el manejo del estrés debe ser constante. Sin embargo, prestar atención a las causas de tu estrés y practicar formas de relajación puede contrarrestar algunos de los efectos indeseados del estrés y aumentar tu habilidad de enfrentar desafíos. Puedes reducir tu nivel de estrés, mejorar tu calidad de vida, tu capacidad de concentración, tus relaciones interpersonales y tu autocontrol. Si el estrés empeora, hablar con un profesional de la salud mental puede ayudar.

Técnicas de relajación

Las técnicas de relajación son una parte fundamental del manejo del estrés. Si llevas una vida ocupada, es posible que la relajación no se encuentre entre tus prioridades. No olvides de cuidarte. Todos necesitan relajarse y recargar energía para reparar el efecto que produce el estrés en la mente y el cuerpo.

Casi todas las personas se pueden beneficiar de las técnicas de relajación, las cuales pueden ayudar a calmar la respiración y enfocar la atención. Las técnicas habituales de relajación incluyen la meditación, la atención plena, la concentración en el momento presente, la relajación muscular progresiva, el taichí y el yoga. Las maneras más activas de lograr la relajación incluyen caminar en la naturaleza al aire libre o participar en deportes o actividad física regular.

No importa qué técnica de relajación elijas. Elige una técnica que funcione para ti, y practícala con regularidad.

Nov. 18, 2023