Aprende a manejar los problemas a la hora de irse a dormir en niños de preescolar de 3 a 5 años. Es posible que toda la familia duerma mejor de noche.

Escrito por el personal de Mayo Clinic

Ya ha pasado la etapa de la alimentación y el cambio de pañales en la madrugada. Pero tu hijo de 3 a 5 años todavía no duerme toda la noche. Tal vez la hora de dormir se ha convertido en una guerra de ver quién se rinde primero. O, tal vez, estás teniendo problemas para que tu pequeño se quede toda la noche en la cama.

Supera los problemas más comunes a la hora de dormir con estos consejos.

La situación: estás apurado o estresado cuando acuestas a tu hijo.

La solución: establece una rutina tranquilizadora para cuando tú y tu hijo se van dormir. La rutina puede incluir aquello que calma a tu hijo. Estas son algunas ideas:

  • Darle a tu hijo un baño.
  • Leer cuentos.
  • Hablar sobre el día.
  • Escuchar música calmante para dormir.

Ayuda apagar los dispositivos electrónicos que le permites usar a tu hijo durante el día aproximadamente una hora antes de dormir. Por ejemplo, las tabletas, los televisores y otros dispositivos con pantallas. También es buena idea mantener estos dispositivos fuera de la habitación.

Además, se recomienda evitar los juegos antes de dormir. El juego activo, como correr, puede darle más energía al niño.

Lleva a tu hijo a la cama cuando esté somnoliento pero despierto. Dile buenas noches.

Intenta diferentes cosas para encontrar una rutina que sea adecuada para ti. Una vez que elijas una rutina, síguela todas las noches. Intenta que la hora de dormir sea la misma todas las noches. Esto ayudará a tu hijo a saber qué esperar y a establecer patrones de sueño saludables.

La situación: es la hora de dormir, pero tu hijo quiere quedarse levantado.

La solución: intenta que en toda la casa haya más silencio y calma por la noche. Es posible que tu hijo esté más dispuesto a irse a dormir si todos en la familia se tranquilizan antes de la hora de dormir.

Pero probablemente quiera quedarse levantado si escucha conversaciones, risas o sonidos de otras habitaciones.

Dejar que los niños se queden levantados hasta muy tarde a menudo los hace sentir con más energía, pero pueden terminar cansados y atontados al día siguiente. Los niños de 3 a 5 años necesitan dormir aproximadamente entre 10 y 13 horas por día, lo que incluye las siestas. Los niños de esta edad suelen despertarse temprano por la mañana. Por eso, es importante que la hora de dormir sea lo suficientemente temprano para asegurarse de que duerman lo necesario.

Intenta ser firme si tu hijo no quiere acostarse. Hazle saber con calma que a la hora de dormir hay que dormir. También sé constante con ello.

La situación: la hora de acostarse para tu hijo es a las 20:30, pero suele estar listo para dormir después de la hora en que te acuestas tú.

La solución: si tu hijo no está cansado a la hora de dormir, es posible que eso se deba a las siestas durante el día. Intenta que tu hijo duerma siestas en intervalos de, al menos, 4 horas y evita que duerma la siesta muy tarde en el día.

También intenta que duerma la siesta, se acueste y se despierte aproximadamente a las mismas horas todos los días. Muchos niños dejan de dormir la siesta en algún momento durante este período.

La situación: tu hijo quiere que te quedes en la habitación hasta que se quede dormido.

La solución: ayúdalo a sentirse seguro. Comienza por una rutina que lo tranquilice antes de acostarse. Luego, ofrécele su peluche, manta o juguete favoritos. Asegúrate de que el objeto no tenga botones, cintas sueltas u otras cosas con las que un niño podría atragantarse.

Enciende una luz nocturna o deja la puerta del dormitorio abierta si eso lo ayuda a sentirse seguro. Después, asegúrate de que tu hijo esté bien y a salvo.

Luego de tomar esas medidas básicas, puedes intentar alguna de las distintas maneras de ayudarlo a que se acostumbre a dormirse solo. Elige un método que puedas usar cada noche. Cualquiera de los siguientes métodos solo funcionará si puedes seguirlo:

  • Abandona la habitación. Si tu hijo te llama después de irte de la habitación o durante la noche, puedes intentar dejarlo que descubra cómo volver a dormirse.

    Si continúas regresando junto a su cama o si te metes en la cama con él, eso podría ser lo que tu hijo recuerde y posiblemente espere que hagas lo mismo la noche siguiente.

    Puedes intentar que tu hijo deje de necesitar tu apoyo progresivamente. Cada vez que verifiques cómo está, espera más tiempo antes de ir al dormitorio. Procura que la visita no dure más de 1 o 2 minutos. Puedes tranquilizar a tu hijo y tocarlo suavemente, pero no lo abraces.

  • Usa el retraso de la hora de dormir. Si esto no funciona, podrías probar un método que sea casi lo opuesto. Se lo conoce como retraso de la hora de dormir.

    Comienzas llevando a tu hijo a la cama un poco más tarde de lo habitual, cuando tiene sueño. Si se duerme a esa hora de dormir más tarde, llévalo a la cama más temprano en el transcurso de algunas semanas. Durante este proceso, haz que se levante en el horario habitual.

    Si no se duerme rápidamente a esa hora de dormir más tarde, podrías intentar sacarlo del dormitorio durante 15 o 30 minutos antes de llevarlo de vuelta a la cama. Esto podría ayudar a tu hijo a asociar el dormitorio con el sueño.

  • Siéntate más lejos. Con esta técnica, te sientas cerca de tu hijo y lo tranquilizas hasta que se queda dormido. En el transcurso de semanas a meses, mueves la silla en la que te sientas más lejos de la cama hasta que queda fuera de la habitación.

Cualquiera sea el método que elijas, ten en cuenta que la frustración de tu hijo puede empeorar antes de mejorar. Por eso es importante ser constante y seguir el método cada noche.

La situación: acostaste a tu hijo, pero inmediatamente se levantó y te siguió por el corredor.

La solución: si tu hijo suele levantarse para pedir agua, un refrigerio o un peluche, primero encárgate de esas necesidades durante la rutina al acostarlo. Hazle saber a tu hijo qué esperar. Podrías decir: “Es el último refrigerio de la noche” o “Es la última vez que vas al baño”.

Si tu hijo se sigue levantando por estos motivos, con paciencia llévalo de nuevo a la cama. Es posible que necesites hacerlo muchas veces. Es importante que respondas siempre de la misma manera.

También puedes usar la técnica de sentarte en una silla al lado de la cama de tu hijo y lentamente ir alejando la silla hasta sacarla de la habitación.

La situación: tu hijo tiene una pesadilla y llora o se molesta.

La solución: ve con tu hijo tan rápido como puedas y consuélalo.

  • Dile que todo está bien.
  • Hablen sobre el sueño. Hazle saber a tu hijo que el sueño no es real.
  • Déjale una luz encendida si ayuda a que no tenga miedo.
  • Trata de calmar a tu hijo para que vuelva a dormir cuando esté listo.

Las pesadillas son más comunes en niños de edad escolar, entre los 6 y los 12 años. Pero los niños menores de 6 años también pueden tener terrores nocturnos. No son lo mismo que las pesadillas.

Los terrores nocturnos hacen que un niño que está durmiendo de repente se asuste o entre en pánico. Es posible que grite o se siente en la cama. Algunos niños incluso salen de la cama. Pero la mayoría de las veces, los niños no se despiertan ni recuerdan por completo lo que los asustó al día siguiente.

Si tu hijo tiene terrores nocturnos, lo sugerido según investigaciones es que no lo despiertes. Hacerlo podría confundirlo o asustarlo más.

La situación: estás cansado de las quejas de tu hijo, por lo que te enojas con él. O bien, te rindes y le permites que se duerma mirando televisión o en tu cama.

La solución: las batallas a la hora de dormir pueden poner a prueba tu fuerza de voluntad, pero no resolverás los problemas si cedes a las exigencias de tu hijo o si actúas enojado o molesto.

Intenta recordar que le estás enseñando una competencia importante a tu hijo, incluso si eso pone a prueba tu paciencia.

Cuando se comporte bien durante la hora de dormir, ofrece una recompensa. Por ejemplo, podrías hacer un cuadro de pegatinas para hacer un seguimiento de las noches en las que se porta bien. Establece una hora de dormir o un objetivo de sueño que tu hijo pueda lograr. Si cumple con el objetivo, añade una pegatina tan pronto como se levante. Con el tiempo, puedes establecer objetivos más importantes.

También es posible que te preguntes si hay una aplicación que ayude a los niños a dormir mejor. Los desarrolladores de muchas aplicaciones para dormir dicen que ese es su objetivo, pero a menudo no usan métodos respaldados por investigaciones. Si quieres probar una aplicación, pídele al proveedor de atención médica de tu hijo que te ayude a elegir una.

Algunas empresas también fabrican rastreadores del sueño portátiles para niños. Sin embargo, muchos de estos dispositivos no están destinados a que los usen niños menores de 5 años. Cuando tu hijo sea mayor, un rastreador podría ayudarlo a entender los patrones de sueño.

Los rastreadores del sueño incluyen dispositivos que se usan en la muñeca. Pueden darte una idea de cuánto tiempo duerme una persona y cuán profundo es su sueño. Los rastreadores que miden el movimiento y otras cosas como la frecuencia cardíaca pueden arrojar resultados más precisos que los rastreadores más antiguos que solo miden el movimiento.

Aun así, algunos investigadores dicen que hay que tener cuidado con lo que inferimos a partir de los resultados de un rastreador del sueño.

El sueño es una competencia importante que tu hijo debe aprender. La clave es encontrar una rutina para la hora de dormir que funcione y cumplirla. El resultado será que todos descansarán bien durante la noche.

March 21, 2023