Ted Haakonson, un paciente con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), se pregunta cómo hubiera sido su vida si no hubiera participado en el primer estudio de células madre de su tipo en Mayo Clinic.
“Pensamos que esta cura tiene que comenzar, y alguien tiene que ser el primer paciente”, dice Ted Haakonson. Él es el paciente número 5 del ensayo clínico del Centro para Bioterapia Regenerativa, que evalúa las células madre para tratar la esclerosis lateral amiotrófica (ELA, o enfermedad de Lou Gehrig).
Sufrió un impacto hace dos años cuando su médico local le informó que tenía ELA. El único síntoma que había notado era debilidad en un pulgar. Sin embargo, para cuando el hombre de 49 años recibió el tratamiento con células madre en Mayo Clinic un año después, sus dos manos estaban débiles, sus piernas se contraían sin control y se quedaba dormido varias veces al día.
Al cabo de un par de semanas, sus piernas se encontraban más firmes y sus niveles de energía aumentaron. “Creo que me ha ayudado bastante”, expresó Ted.
“La velocidad con que avanza la enfermedad parece haber disminuido, y aún hago lo que quiero hacer. Algunas actividades como cocinar y trabajar con madera me toman más tiempo, pero odio pensar en dónde estaría en este momento de no haber aceptado someterme al estudio o no haber recibido las células madre. Fue como ganar la lotería”.
Idear una cura
En el caso de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), las células nerviosas del cerebro y la médula espinal se degeneran progresivamente hasta que mueren, lo que provoca que el cerebro sea incapaz de controlar el movimiento de los músculos. Esta afección no tiene cura. Pero en Mayo Clinic, el Dr. Anthony J. Windebank, subdirector del Departamento de Descubrimientos del Centro para la Bioterapia Regenerativa, y el Dr. Nathan P. Staff, miembro del Departamento de Neurología, brindan nuevas esperanzas.
El equipo del Laboratorio de Terapias con Células Humanas extrae células del tejido graso y las convierte en células madre. Luego, mejora las capacidades de estas células (técnicamente conocidas como células madre mesenquimales) para favorecer la salud de los nervios.
Como parte de la fase I del primer ensayo del país con células madre en pacientes con esclerosis lateral amiotrófica, el equipo introdujo estas células directamente en el líquido cefalorraquídeo de Ted porque creía que las células madre segregarían factores de crecimiento y protegerían las células nerviosas de una mayor degeneración.
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Los investigadores advierten de inmediato que el objetivo principal de los estudios de fase I es determinar la seguridad del procedimiento, por lo que se sienten agradecidos con los participantes como Ted que se aventuran de manera desinteresada a un procedimiento desconocido. También señalan que no todos los participantes de los estudios presentan las mismas mejoras que Ted, aunque confían en que la tecnología va por el camino correcto para beneficiar a los pacientes con esta enfermedad que resulta mortal en todos los casos.
Más opciones
Leslie y Jorge Bacardi
Al igual que Ted, Jorge Bacardi sabe lo que es tener una enfermedad incurable y progresiva.
Durante gran parte de su vida, luchó contra la discinesia ciliar, un trastorno genético poco frecuente en el que los cilios (las pequeñas estructuras similares a cabellos en las células de los pulmones) no son capaces de expulsar la mucosidad de los pulmones. Como resultado, las vías respiratorias se obstruyen con frecuencia. El problema empeoró lentamente hasta poner en peligro su vida. Afortunadamente, los médicos de Mayo Clinic en Jacksonville, Florida, tenían una opción: un trasplante pulmonar doble. Los pacientes como Ted no cuentan con esa opción, y Jorge y su esposa, Leslie, trabajan para cambiar esa situación al contribuir con el Centro para la Bioterapia Regenerativa.
“Con el avance de la medicina regenerativa, lo que antes considerábamos ciencia ficción hoy se está volviendo realidad”, afirman. “Los innovadores experimentales del pasado son ahora los investigadores de medicina regenerativa del futuro. Los códigos y los secretos que han descubierto sentarán las bases para que, algún día, el cuerpo pueda recuperarse solo, lo que representará un avance extraordinario en la evolución de la humanidad”.
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