La fotografía de una expaciente, Cassandra Rohrer, motiva al Dr. Nyberg a investigar soluciones de medicina regenerativa para ayudar a los pacientes que necesitan un trasplante de hígado.
Hace algunos años, las circunstancias hicieron que muriera Cassandra Rohrer, una paciente de 16 años del Dr. Scott L. Nyberg. Luchaba por su vida con la ayuda de un hígado bioartificial experimental, que, aunque la mantenía con vida, no podría hacerlo por mucho tiempo más. Necesitaba un trasplante de hígado.
Después de dos días de usar el dispositivo, la familia recibió la noticia de que había un órgano disponible que estaban transportando en avión desde Michigan. La familia de Cassandra y un equipo de cuidadores se pusieron manos a la obra para preparar a la niña para el trasplante que le salvaría la vida. Sin embargo, el equipo que transportaba el hígado quedó atrapado en una tormenta y no pudo llegar a tiempo. La niña quedó neurológicamente inestable y no despertó después de la cirugía.
Una de las principales causas de muerte para las personas que tienen insuficiencia hepática es la acumulación de amoníaco en la sangre, dice el Dr. Nyberg. “Las proteínas se degradan y producen amoníaco. Básicamente, fabrican un producto similar a los limpiadores para hornos, y esto hace que el cerebro se hinche y la persona muera de hernia cerebral. Si una persona tiene una sobredosis de Tylenol que le destruye el hígado, probablemente morirá de una hernia cerebral en dos o tres días si no recibe un trasplante de hígado”.
Desde entonces, el Dr. Nyberg guarda una foto de Cassandra para recordar por qué dedica largas horas a buscar tratamientos nuevos.
Su búsqueda lo ha llevado a lugares que hace 10 años eran inimaginables. Comenzó su trabajo tratando de crear un dispositivo con un hígado artificial que utilizara grandes cantidades de células hepáticas humanas y pudiera tratar a los pacientes durante períodos más prolongados hasta que recibieran un trasplante. Este sigue siendo su objetivo principal, pero ahora también considera la idea de usar las células madre del paciente para diseñar, mediante bioingeniería, células hepáticas sanas, trasplantárselas nuevamente y curarle el hígado.
“Los médicos ya hacen trasplantes de células hepáticas, pero el suministro de células humanas es muy limitado, por lo que solo se realizan unos pocos por año”, expresa el Dr. Nyberg. “Muchas enfermedades se pueden tratar y curar simplemente con las células. Hay una gran demanda de trasplantes de células”.
Para satisfacer esta demanda, él y sus colegas del Centro para la Bioterapia Regenerativa de Mayo Clinic aplican un método innovador cuyo fin es desarrollar una gran cantidad de células hepáticas específicas de cada paciente. También usan estas células para tratar de crear hígados completamente nuevos que cubran las necesidades de cada paciente.
Un nuevo hígado propio
Hoy en día, simplemente no hay suficientes hígados disponibles. Aproximadamente 1 de cada 10 personas en la lista de espera para trasplante de hígado morirá antes de encontrar un órgano disponible.
Un factor que contribuye a la escasez es que a veces un hígado donado tiene un defecto que lo vuelve inutilizable. Para salvar más vidas, el Dr. Nyberg está trabajando con la empresa de medicina regenerativa Miromatrix Medical Inc. para eliminar todas las células de estos hígados defectuosos y dejar solo la estructura. Está trabajando en conjunto con el Dr. Allan B. Dietz de Mayo Clinic para rellenar la estructura con células madre obtenidas del paciente y así crear un órgano completamente nuevo.
Este hígado hecho a medida logra dos objetivos: supera el obstáculo de los medicamentos inmunosupresores y hace que haya más hígados disponibles.
Un trasplante de órganos tradicional introduce tejido extraño en el cuerpo, esto hace que el sistema inmunitario del paciente ataque el órgano nuevo. Para inhibir la respuesta, los pacientes trasplantados deben consumir una variedad de medicamentos durante el resto de sus vidas. Estos medicamentos son costosos y pueden tener efectos secundarios graves. Sin embargo, un hígado creado con las células del paciente pondría fin a la necesidad de usar inmunosupresores.
También ayudaría a garantizar que los pacientes como Cassandra tengan un hígado cuando lo necesiten.