Una hermosa amistad

Las “trillizas de los haces de protones” forman una amistad durante el tratamiento oncológico

Escrito por el personal de Mayo Clinic
Ashley Sullivan, Jessie Brenholt y Kylie Harer

Ashley Sullivan, Jessie Brenholt y Kylie Harer

Hace dos meses, no se conocían. Hoy en día, Ashley Sullivan, Jessie Brenholt y Kylie Harer se llaman a sí mismas las "trillizas del haz de protones", ya que comparten un vínculo, no de nacimiento, sino por la circunstancia.

A las tres jóvenes (todas de entre 20 y 30 años) les han diagnosticado tumores cerebrales y están entre las primeras pacientes en someterse a la terapia de haz de protones en el recinto médico de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota. Y eso fue, como diría Humphrey Bogart, "el comienzo de una hermosa amistad".

Jessie explica que sintió un "vínculo instantáneo" cuando conoció a Ashley y a Kylie. "La mayoría de la gente de nuestra edad no puede identificarse con lo que estamos pasando", dice. Con Ashley y Kylie, no tenía que explicar los efectos secundarios ni las preocupaciones sobre el futuro. Ya lo entendían.

El Mayo Clinic Proton Beam Therapy Program (Programa de Terapia con Rayos de Protones) de Rochester, Minnesota, se ubica en el Edificio Richard O. Jacobson.

El Mayo Clinic Proton Beam Therapy Program (Programa de Terapia con Rayos de Protones) de Rochester, Minnesota, se ubica en el Edificio Richard O. Jacobson.

Pero no todo fue cáncer. "Nos divertíamos mucho juntas", dice Jessie. "Hacíamos chistes todo el tiempo, lo que hacía las cosas mucho más fáciles".

Las "trillizas PB" también exploraron Rochester juntas, recorriendo el Edificio Plummer y Assisi Heights. Les dieron de comer a los gansos en Silver Lake Park, visitaron animales en la sociedad humana y comenzaron un grupo de oración en Hope Lodge, donde las tres permanecieron durante el tratamiento.

Por mucho que las mujeres llegaron a atesorar sus amistades, volver a la vida cotidiana es el objetivo final de cada una de ellas. Ashley está regresando a su trabajo como paseadora de perros. Kylie está ansiosa por usar su título de ingeniería mecánica (había tenido su primera oferta de trabajo solo seis días antes del diagnóstico). Y Jessie planea desarrollar un negocio como pastelera por encargo.

"No le deseo esto a nadie, pero me alegro de tenerlas para pasar por esto juntas", dice Jessie. "Antes de conocerlas, me sentía sola".

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