Descripción general

El cáncer de intestino delgado es un tipo de cáncer que comienza como una proliferación de células en el intestino delgado. El intestino delgado es un tubo largo que transporta los alimentos digeridos entre el estómago y el intestino grueso.

El intestino delgado digiere y absorbe los nutrientes de los alimentos que comes. Produce hormonas que facilitan la digestión. El intestino delgado también desempeña un papel en el sistema inmunitario del organismo que lucha contra los gérmenes. Contiene células que combaten las bacterias y los virus que entran en el organismo a través de la boca.

El tratamiento contra el cáncer de intestino delgado suele consistir en una intervención quirúrgica para extirpar el cáncer. Otros tratamientos son la quimioterapia y la terapia dirigida, que utilizan medicamentos para destruir las células cancerosas. También puede utilizarse radioterapia para reducir el tamaño del cáncer antes de la cirugía.

Síntomas

Entre los síntomas del cáncer de intestino delgado se incluyen:

  • Dolor abdominal.
  • Color amarillento en la piel y en la parte blanca de los ojos, llamado ictericia.
  • Sensación de mucha debilidad o cansancio.
  • Náuseas.
  • Vómitos.
  • Pérdida de peso involuntaria.
  • Sangre en las heces, que puede tener un aspecto rojo o negro.
  • Diarrea acuosa.
  • Enrojecimiento de la piel.

Causas

Se desconoce la causa del cáncer de intestino delgado. Lo que se sabe es que algo ocurre en las células del intestino delgado que las transforma en células cancerosas.

El cáncer de intestino delgado se produce cuando las células desarrollan cambios en su ADN. El ADN de una célula contiene las instrucciones que le indican lo que debe hacer. Los cambios indican a las células que se multipliquen rápidamente. Las células permanecen vivas, mientras que las células sanas mueren como parte de su ciclo de vida natural. Esto causa un exceso de células, lo que podría formar un bulto llamado tumor. Las células pueden invadir y destruir los tejidos sanos del cuerpo. Con el tiempo, las células pueden desprenderse y diseminarse a otras partes del cuerpo.

Tipos de cáncer de intestino delgado

El tipo de cáncer de intestino delgado que padeces se basa en el tipo de célula donde se originó el cáncer. Algunos ejemplos de tipos de cáncer de intestino delgado son:

  • Adenocarcinoma. El adenocarcinoma es el tipo más frecuente de cáncer de intestino delgado. El adenocarcinoma se origina en las células de las glándulas que producen la mucosidad.
  • Tumores neuroendocrinos. Los tumores neuroendocrinos son tipos de cáncer que se originan en las células neuroendocrinas. Las células neuroendocrinas se encuentran en muchos lugares del cuerpo. Realizan algunas funciones de las células nerviosas y parte del trabajo de las células que fabrican hormonas.
  • Linfoma. El linfoma es un cáncer que se origina en las células del sistema inmunitario. El sistema inmunitario del organismo combate los gérmenes. Las células del sistema inmunitario del intestino delgado combaten las bacterias y los virus que entran en el organismo a través de la boca. La mayoría de los linfomas del intestino delgado son un tipo de linfoma no hodgkiniano.
  • Sarcoma de tejido blando. Los sarcomas de tejidos blandos son tipos de cáncer que se originan en los tejidos conectivos del organismo. Un tipo de sarcoma de tejidos blandos es el tumor del estroma gastrointestinal (GIST, por sus siglas en inglés). El tumor del estroma gastrointestinal comienza en células nerviosas especiales que se encuentran en la pared del intestino delgado.

Tu equipo de atención médica tiene en cuenta tu tipo de cáncer de intestino delgado a la hora de crear un plan de tratamiento.

Factores de riesgo

Entre los factores que pueden aumentar el riesgo para cáncer de intestino delgado se incluyen:

  • Alteraciones del ADN hereditarias. Algunas alteraciones del ADN transmitidas por tus padres y madres pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer de intestino delgado y otros tipos de cáncer. Algunos ejemplos son el síndrome de Lynch, la poliposis adenomatosa familiar, también llamada PAF, y el síndrome de Peutz-Jeghers.
  • Otras enfermedades intestinales. Otras enfermedades y afecciones que afectan el intestino pueden aumentar el riesgo para cáncer de intestino delgado. Como pueden ser la enfermedad de Crohn, la enfermedad inflamatoria intestinal y la enfermedad celíaca.
  • Sistema inmunitario debilitado. Si el sistema inmunitario de tu organismo que lucha contra los gérmenes está debilitado, puedes tener un mayor riesgo para cáncer de intestino delgado. Algunos ejemplos son las personas con una infección de VIH y las que toman medicamentos para controlar el sistema inmunitario después de un trasplante de órganos.
  • Lo que comes y bebes. Algunos estudios han descubierto un mayor riesgo para cáncer de intestino delgado en quienes comen y beben ciertas cosas. Por ejemplo, el riesgo parece estar asociado al consumo de alcohol y a una dieta pobre en fibra y rica en carne roja, azúcar y alimentos curados en sal y ahumados.

Complicaciones

El cáncer de intestino delgado puede causar complicaciones, como las siguientes:

  • Mayor riesgo de padecer otros tipos de cáncer. Las personas que padecen cáncer de intestino delgado corren un mayor riesgo de padecer otros tipos de cáncer. Entre ellos se incluyen los que afectan el colon, el recto, los ovarios y el revestimiento del útero, denominado endometrio.
  • Cáncer que se extiende a otras partes del cuerpo. El cáncer avanzado de intestino delgado puede extenderse a otras partes del cuerpo. Cuando el cáncer se disemina, se llama cáncer metastásico. El cáncer de intestino delgado se propaga con mayor frecuencia al hígado.

Prevención

No está claro qué puede ayudar a reducir el riesgo para cáncer de intestino delgado. Si te interesa reducir el riesgo para cáncer en general, pueden resultarte de utilidad los siguientes consejos:

  • Come frutas, verduras y granos o cereales integrales variados. Las frutas, las verduras y los granos o cereales integrales contienen vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, que pueden ayudar a reducir el riesgo para cáncer y otras enfermedades. Intenta elegir frutas y verduras variadas para recibir diferentes vitaminas y nutrientes.
  • Bebe alcohol con moderación, si es que bebes. Si eliges beber alcohol, hazlo con moderación. En el caso de los adultos sanos, beber con moderación significa hasta una bebida al día para las mujeres y dos bebidas al día para los hombres.
  • Deja de fumar. Habla con un profesional de atención médica sobre las formas de dejar de fumar que pueden funcionar para ti.
  • Haz ejercicio la mayoría de los días de la semana. Intenta hacer al menos 30 minutos de ejercicio casi todos los días. Si llevas una vida sedentaria, empieza poco a poco y aumenta progresivamente hasta llegar a los 30 minutos. Asimismo, habla con tu equipo de atención médica antes de comenzar un programa de ejercicios.
  • Mantén un peso saludable. Si ya tienes un peso saludable, esfuérzate por mantenerlo combinando una dieta sana con ejercicio diario. Si necesitas perder peso, consulta a tu equipo de atención médica sobre formas saludables para lograr tu objetivo. Intenta perder peso lentamente aumentando la cantidad de ejercicio que haces y reduciendo el número de calorías que consumes.