Diagnóstico

Una parte importante del diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer incluye poder explicar los síntomas, como la perspectiva de un familiar o amigo cercano sobre estos y su repercusión en la vida diaria. Las pruebas de memoria y de las habilidades de pensamiento también ayudan a diagnosticar la enfermedad de Alzheimer.

Los análisis de sangre y los estudios por imágenes pueden descartar otras causas potenciales para los síntomas. También pueden ser útiles para que el profesional de atención médica identifique mejor la enfermedad que causa los síntomas de demencia.

En el pasado, la enfermedad de Alzheimer se diagnosticaba con seguridad solo después de la muerte, cuando la observación del cerebro con un microscopio revelaba placas y ovillos. Los profesionales de atención médica e investigadores ahora pueden diagnosticar la enfermedad de Alzheimer en vida con mayor certeza. Los biomarcadores pueden detectar la presencia de placas y ovillos. Las pruebas de biomarcadores incluyen tipos específicos de exploraciones por tomografía por emisión de positrones y pruebas que miden las proteínas amiloides y tau en la parte líquida de la sangre y del líquido cefalorraquídeo.

Pruebas

Posiblemente, el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer se hará con pruebas como las siguientes:

Exploración física y neurológica

El profesional de atención médica te hará un examen físico. Un examen neurológico puede incluir una prueba de lo siguiente:

  • Reflejos.
  • Tono muscular y fuerza.
  • Capacidad para levantarte de una silla y caminar por la habitación.
  • Sentido de la vista y la audición.
  • Coordinación.
  • Equilibrio.

Análisis de laboratorio

Los análisis de sangre pueden ayudar a descartar otras causas posibles para la pérdida de la memoria y la confusión, como son un trastorno de la tiroides o niveles demasiado bajos de vitaminas. Los análisis de sangre también pueden medir los niveles de la proteína beta amiloide y la proteína tau, pero estos análisis no están ampliamente disponibles y la cobertura puede ser limitada.

Análisis neuropsicológicos y del estado mental

El profesional de atención médica puede darte una breve prueba del estado mental para evaluar tu memoria y tus habilidades de pensamiento. Las formas más extensas de este tipo de prueba pueden ofrecer más detalles sobre la función mental que pueden compararse con otras personas de una edad y un nivel de educación similares. Estas pruebas pueden ayudar a establecer un diagnóstico y servir como punto de partida para hacer un seguimiento de los síntomas en el futuro.

Diagnóstico por imágenes del cerebro

Habitualmente se utilizan imágenes del cerebro para precisar cambios visibles relacionados con afecciones distintas de la enfermedad de Alzheimer, que pueden causar síntomas similares, como accidentes cerebrovasculares, traumatismos o tumores. Las nuevas técnicas de obtención de imágenes pueden ayudar a detectar cambios específicos en el cerebro ocasionados por la enfermedad de Alzheimer, pero se usan principalmente en centros médicos importantes o en ensayos clínicos.

Las imágenes de las estructuras cerebrales incluyen las siguientes:

  • Resonancia magnética. La resonancia magnética emplea ondas de radio y un poderoso campo magnético para producir imágenes detalladas del cerebro. Si bien pueden mostrar la reducción en algunas regiones cerebrales que se asocia con la enfermedad de Alzheimer, las resonancias magnéticas también descartan otras afecciones. Generalmente se prefiere una resonancia magnética a una tomografía computarizada para evaluar la demencia.
  • Tomografía computarizada. Una tomografía computarizada, que es una tecnología de rayos X especializada, produce imágenes trasversales del cerebro. Suele utilizarse para descartar tumores, accidentes cerebrovasculares y lesiones en la cabeza.

La tomografía por emisión de positrones puede capturar imágenes del proceso de la enfermedad. Durante una exploración por tomografía por emisión de positrones, se inyecta en la sangre un marcador radiactivo de bajo nivel para revelar una característica particular del cerebro. Las imágenes de una tomografía por emisión de positrones pueden incluir las siguientes:

  • Las imágenes obtenidas mediante tomografía por emisión de positrones con fluorodesoxiglucosa muestran áreas del cerebro donde los nutrientes están mal metabolizados. Identificar patrones en las áreas de bajo metabolismo puede ayudar a distinguir entre la enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia.
  • Las imágenes de una tomografía por emisión de positrones para amiloide pueden medir la carga de depósitos de amiloide en el cerebro. Esta prueba se utiliza principalmente en la investigación, pero se puede recurrir a ella si una persona tiene síntomas inusuales de demencia o si estos aparecieron de forma muy temprana.
  • Las imágenes de tau por tomografía por emisión de positrones, que miden los ovillos neurofibrilares en el cerebro, se utilizan generalmente en el ámbito de la investigación.

En circunstancias especiales, se pueden utilizar otras pruebas para medir la proteína amiloide y la tau en el líquido cefalorraquídeo. Esto puede hacerse cuando los síntomas empeoran rápidamente o la demencia afecta a una edad más temprana de lo habitual.

Pruebas de diagnóstico futuras

Los investigadores están trabajando para crear pruebas que midan los signos biológicos de los procesos de la enfermedad en el cerebro.

Estas pruebas, incluidos los análisis de sangre, pueden mejorar la precisión cuando se hace un diagnóstico. También pueden permitir diagnosticar una enfermedad antes de que comiencen los síntomas. Actualmente disponemos de un análisis de sangre para medir los niveles de beta amiloide.

Las pruebas genéticas no se recomiendan para la mayoría de las personas que son evaluadas para detectar la enfermedad de Alzheimer. Pero podrían considerarse en personas con antecedentes familiares de enfermedad de Alzheimer de aparición temprana. Habla con un consejero genético sobre los riesgos y los beneficios antes de someterte a una prueba genética.

Tratamiento

Los tratamientos para la enfermedad de Alzheimer incluyen fármacos que ayudan con los síntomas y otros medicamentos más nuevos que permiten desacelerar el deterioro del pensamiento y la funcionalidad. Estos medicamentos más nuevos están aprobados para personas con enfermedad de Alzheimer en etapa temprana.

Medicamentos

Los medicamentos para la enfermedad de Alzheimer ayudan con los síntomas de la memoria y otros cambios cognitivos. Actualmente, hay dos tipos de medicamentos para tratar los síntomas:

  • Inhibidores de la colinesterasa. Estos medicamentos mejoran los niveles de comunicación intercelular. Estos medicamentos preservan un neurotransmisor que la enfermedad de Alzheimer extingue en el cerebro. Suelen ser los primeros medicamentos que se administran y la mayoría de las personas muestra mejoras razonables en los síntomas.

    Los inhibidores de la colinesterasa pueden mejorar síntomas relacionados con el comportamiento, como agitación o depresión. Los medicamentos se toman de forma oral o se administran mediante un parche en la piel. Los inhibidores de la colinesterasa más frecuentemente recetados son el donepezil (Aricept, Adlarity), la galantamina (Razadyne) y el parche transdérmico con rivastigmina (Exelon).

    Los principales efectos secundarios de estos medicamentos son diarrea, náuseas, pérdida del apetito y alteraciones del sueño. En las personas que tienen ciertos trastornos cardíacos pueden presentarse efectos secundarios graves, como latidos irregulares del corazón.

  • Memantina (Namenda). Este medicamento actúa en otra red de comunicación neuronal y desacelera el avance de los síntomas en los casos moderados o graves de la enfermedad de Alzheimer. A veces, se lo combina con un inhibidor de la colinesterasa. Entre los efectos secundarios relativamente inusuales están mareos y confusión.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. aprobó el lecanemab (Leqembi) para personas con casos tenues de la enfermedad de Alzheimer y deterioro cognitivo leve debido a ella.

Los ensayos clínicos descubrieron que los medicamentos desaceleraron el deterioro del pensamiento y la funcionalidad en personas con enfermedad de Alzheimer en etapa temprana. Los medicamentos impiden la acumulación de placas amiloides en el cerebro.

El lecanemab se administra por infusión intravenosa cada dos semanas. Los efectos secundarios del lecanemab incluyen reacciones debidas a la infusión, como fiebre, síntomas similares a los de la gripe, náuseas, vómitos, mareos, cambios en la frecuencia cardíaca y falta de aire.

El donamemab se administra por infusión intravenosa cada cuatro semanas. Los efectos secundarios del medicamento pueden ser síntomas parecidos a los de la gripe, náuseas, vómitos, dolor de cabeza y cambios en la presión arterial. En raras ocasiones, el donanemab puede causar reacción alérgica e hinchazón potencialmente mortales.

Además, las personas que toman lecanemab o donanemab pueden presentar hinchazón cerebral o pequeños sangrados en el cerebro. En raras ocasiones, la hinchazón cerebral puede ser lo bastante grave como para causar convulsiones y otros síntomas. También muy rara vez, el sangrado cerebral puede ocasionar la muerte. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. recomienda hacer una resonancia magnética del cerebro antes de iniciar el tratamiento. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. también recomienda hacer periódicamente resonancias magnéticas cerebrales durante el tratamiento en busca de síntomas de hinchazón o sangrado en el cerebro.

Las personas portadoras de un determinado tipo de gen conocido como APOE e4 parecen correr más riesgo para estas complicaciones graves. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. recomienda hacer pruebas para detectar este gen antes de comenzar el tratamiento.

Si tomas anticoagulantes o tienes otros factores de riesgo para sangrado cerebral, consulta con el profesional de atención médica antes de tomar el lecanemab o el donanemab. Los medicamentos anticoagulantes pueden aumentar el riesgo para sangrados cerebrales.

Se está investigando más sobre los posibles riesgos de tomar el lecanemab o el donanemab. Otras investigaciones estudian la eficacia de los medicamentos en las personas con riesgo para la enfermedad de Alzheimer, como quienes tienen un familiar de primer grado, (padre, madre, hermano o hermana) con la enfermedad.

A veces, se pueden recetar otros medicamentos, como los antidepresivos, para ayudar a controlar los síntomas de comportamiento propios de la enfermedad de Alzheimer.

Creación de un entorno de seguridad y contención

Una parte importante de cualquier plan de tratamiento es la adaptación a las necesidades de una persona con enfermedad de Alzheimer. Establece y fortalece los hábitos de rutina y reduce las tareas que requieran el uso de la memoria. Estas medidas pueden hacer que la vida sea mucho más fácil.

Existen medidas para ayudar a una persona a no perder la sensación de bienestar ni la capacidad continua de desenvolvimiento, como las siguientes:

  • Mantén las llaves, billeteras, teléfonos móviles y otros objetos de valor en el mismo lugar de la casa para no perderlos.
  • Guarda los medicamentos en un lugar seguro. Usa una lista de comprobación diaria para llevar un registro de las dosis.
  • Haz arreglos para que las transacciones financieras se hagan por pago o depósito automáticos.
  • Asegúrate de que la persona con enfermedad de Alzheimer lleve un teléfono móvil con sistema de localización. Programa números importantes de contacto en el teléfono.
  • Instala sensores con alarma en las puertas y ventanas.
  • Asegúrate de que las citas médicas regulares, en la medida de lo posible, sean el mismo día y a la misma hora.
  • Usa un calendario o una pizarra para hacer un seguimiento de las tareas diarias. Crea el hábito de tachar las tareas realizadas.
  • Retira los muebles que estén de sobra, las alfombras y acomoda el desorden.
  • Coloca barandas fuertes en las escaleras y en los baños.
  • Asegúrate de que los zapatos y las pantuflas sean cómodos y brinden buena tracción.
  • Reduce la cantidad de espejos. Las personas con enfermedad de Alzheimer pueden sentir confusión o miedo al ver imágenes en los espejos.
  • Asegúrate de que la persona con enfermedad de Alzheimer lleve consigo una identificación o tenga puesto un brazalete de alerta médica.
  • Mantén fotos y otros objetos significativos en la casa.

Medicina alternativa

Hay una variedad de remedios a base de hierbas, vitaminas y otros suplementos que se promocionan ampliamente para la salud cognitiva, o para prevenir o retrasar la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, los ensayos clínicos han arrojado resultados mixtos. Hay poca evidencia que los respalde como tratamientos eficaces.

Algunos de los tratamientos que se han estudiado recientemente son:

  • Vitamina E. Si bien la vitamina E no previene la enfermedad de Alzheimer, tomar 2000 unidades internacionales por día puede ayudar a retrasar el empeoramiento de los síntomas en personas que ya tienen una enfermedad de leve a moderada. Sin embargo, los resultados del estudio arrojaron resultados diversos, y solo algunos indicaron beneficios modestos. Se deben realizar más investigaciones sobre la seguridad del consumo de 2000 unidades internacionales por día de vitamina E en personas con demencia antes de que se pueda recomendar de manera sistemática.

    Los suplementos promocionados para la salud cognitiva pueden interactuar con los medicamentos que tomes por la enfermedad de Alzheimer u otra enfermedad. Trabaja con tu equipo de atención médica para crear un plan de tratamiento seguro. Habla con tu equipo de atención médica sobre las recetas médicas y cualquier medicamento o suplemento que tomes sin receta médica.

  • Ácidos grasos omega-3. Los ácidos grasos omega-3 del pescado o de los suplementos pueden reducir el riesgo de desarrollar demencia, pero los estudios clínicos no demostraron ningún beneficio para tratar los síntomas de la enfermedad de Alzheimer.
  • Curcumina. Esta hierba medicinal viene de la cúrcuma y posee propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que podrían tener un efecto en los procesos químicos del cerebro. Por el momento, los ensayos clínicos no han demostrado ningún beneficio en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer.
  • Ginkgo. El ginkgo es un extracto vegetal. De acuerdo con un estudio extenso financiado por los Institutos Nacionales de la Salud, no tiene ningún efecto en la prevención o el retraso de la enfermedad de Alzheimer.
  • Melatonina. Este suplemento ayuda a regular el sueño. Se está estudiando para saber si puede ayudar a las personas con demencia a controlar los problemas del sueño. Sin embargo, algunas investigaciones indicaron que la melatonina puede empeorar el estado de ánimo en algunas personas con demencia. Es necesario investigar más.

Estilo de vida y remedios caseros

Un estilo de vida saludable promueve una buena salud general. También puede contribuir a mantener la salud del cerebro.

Ejercicio

Hacer ejercicio de forma regular es una parte importante de un plan de tratamiento. Actividades como una caminata diaria pueden mejorar el estado de ánimo y mantener la salud de las articulaciones, los músculos y el corazón. Hacer ejercicio también promueve un sueño reparador y evita el estreñimiento. También es beneficioso para los acompañantes que participan en el cuidado.

Las personas con la enfermedad de Alzheimer que tienen problemas para caminar pueden, de todos modos, usar una bicicleta fija con bandas elásticas o hacer ejercicios en una silla. Puedes encontrar programas de ejercicios diseñados por adultos mayores en la televisión, en Internet o en DVD.

Nutrición

Las personas con enfermedad de Alzheimer pueden olvidarse de comer, perder el interés por las comidas o no comer alimentos saludables. También es posible que se olviden de hidratarse bien, y esto lleva a deshidratación y estreñimiento.

Ofrece lo siguiente:

  • Opciones saludables. Compra sus alimentos favoritos que sean saludables y fáciles de comer.
  • Agua y otras bebidas saludables. Alienta a la persona a beber varios vasos de líquido todos los días. Evita las bebidas con cafeína, que pueden aumentar la inquietud, interferir en el sueño y provocar la necesidad de orinar frecuentemente.
  • Batidos de frutas y licuados saludables con un alto aporte de calorías. Sirve batidos de leche con proteínas en polvo o prepara batidos de frutas. Esto es útil cuando la persona tiene dificultades para comer.

Participar en eventos sociales y otras actividades

Las actividades sociales pueden apoyar la preservación de habilidades y destrezas. También ayudan con el bienestar general. Haz cosas que sean significativas y que disfrutes. Una persona con demencia puede hacer estas cosas:

  • Escuchar música o bailar.
  • Leer o escuchar libros.
  • Hacer jardinería o manualidades.
  • Ir a eventos sociales en centros para cuidado de la memoria o para personas mayores.
  • Hacer actividades con niños.

Estrategias de afrontamiento y apoyo

Las personas con la enfermedad de Alzheimer experimentan una mezcla de emociones, tales como confusión, frustración, ira, temor, incertidumbre, aflicción y depresión.

Si eres la persona encargada del cuidado de una persona con enfermedad de Alzheimer, estar allí para escucharla puede ayudarla. Asegúrale que la vida aún se puede disfrutar, proporciona aliento y haz lo mejor para ayudar a la persona a conservar la dignidad y el respeto propio.

Un ambiente tranquilo y estable en el hogar puede ayudar a reducir los problemas de conducta. Las situaciones nuevas, el ruido, los grupos grandes de personas, apurar o presionar a la persona enferma para que recuerde algo, o pedirle que haga tareas complejas pueden causar ansiedad. Cuando una persona con la enfermedad de Alzheimer se altera, la capacidad para pensar con claridad disminuye todavía más.

Atención para la persona responsable del cuidado

El cuidado de una persona con enfermedad de Alzheimer plantea exigencias físicas y emocionales. Son frecuentes los sentimientos de ira, culpa, estrés, preocupación, sufrimiento y aislamiento social.

El trabajo del cuidador puede incluso afectar su propia salud física. Presta atención a tus propias necesidades y a tu bienestar. Es una de las cosas más importantes que puedes hacer tanto para ti como para la persona con enfermedad de Alzheimer.

Si eres la persona encargada del cuidado de un enfermo con Alzheimer, puedes hacer lo siguiente:

  • Infórmate lo más que puedas sobre la enfermedad.
  • Haz preguntas a los profesionales de atención médica, trabajadores sociales y otras personas que participen en el cuidado de tu ser querido.
  • Pide ayuda a amigos y familiares cuando la necesites.
  • Tómate un descanso todos los días.
  • Pasa tiempo con tus amistades.
  • Cuida tu salud y asiste a las citas programadas con los profesionales de atención médica, come de forma saludable y haz ejercicio.
  • Únete a un grupo de apoyo.
  • Recurre a un centro de día para adultos, si es posible.

El asesoramiento o los servicios locales de apoyo benefician a muchas personas con enfermedad de Alzheimer y a sus familias. Ponte en contacto con la entidad filial de la asociación del alzhéimer para conectar con grupos de apoyo, profesionales de atención médica, terapeutas ocupacionales, recursos y remisiones, agencias para cuidados en casa, centros para cuidados residenciales, línea telefónica de ayuda y seminarios educativos.

Preparación para la consulta

La atención médica para la pérdida de la memoria u otras habilidades del pensamiento suele requerir una estrategia de equipo o con un colaborador. Si te preocupa la pérdida de la memoria o los síntomas relacionados, pídele a un familiar o amigo cercano que te acompañe a la cita con un profesional de atención médica. Además de ofrecerte su apoyo, tu colaborador puede ayudarte a responder preguntas.

Si acompañas a alguien a una cita de atención médica, es posible que tu papel consista en informar sobre los cambios que hayas visto o comentar tu opinión sobre ellos. Este trabajo en equipo es una parte importante de la atención médica.

Es posible que el profesional de atención médica te remita a un neurólogo, psiquiatra, neuropsicólogo u otro especialista para realizar más evaluaciones.

Qué puedes hacer

Anota la mayor cantidad de información posible que desees compartir para poder prepararte para la cita. La información puede incluir:

  • Antecedentes médicos, por ejemplo, cualquier otro diagnóstico pasado o actual y antecedentes médicos familiares.
  • Equipo médico, como el nombre y la información de contacto de cualquier médico, profesional de la salud mental o terapeuta actuales.
  • Medicamentos que tomas, incluidos aquellos con y sin receta médica, vitaminas, plantas medicinales u otros suplementos.
  • Síntomas, como ejemplos específicos de cambios en la memoria o las habilidades de pensamiento.

Qué esperar del médico

El profesional de atención médica probablemente te hará varias preguntas para entender los cambios en la memoria o en otras habilidades de pensamiento. Si acompañas a alguien a una cita, prepárate para dar tu opinión según sea necesario. Es posible que tu proveedor de atención médica te pregunte:

  • ¿Qué tipos de problemas de memoria y lagunas mentales tienes? ¿Cuándo los notaste por primera vez?
  • ¿Empeoran constantemente o a veces te sientes mejor y, otras veces, peor?
  • ¿Dejaste de realizar ciertas actividades, como administrar los asuntos económicos o ir de compras, debido a que requerían un gran esfuerzo mental?
  • ¿Cómo está tu estado de ánimo? ¿Te sientes deprimido, más triste o más ansioso de lo normal?
  • ¿Te has perdido últimamente mientras conducías o en una situación que, por lo general, es familiar para ti?
  • ¿Alguien ha expresado una preocupación inusual por tu manera de conducir?
  • ¿Has notado algún cambio en el modo en que tiendes a reaccionar ante personas o eventos?
  • ¿Tienes más energía de lo normal, menos energía de lo normal o aproximadamente la misma energía?
  • ¿Qué medicamentos estás tomando? ¿Tomas alguna vitamina o suplemento?
  • ¿Bebes alcohol? ¿Cuánto?
  • ¿Has notado temblores o problemas para caminar?
  • ¿Tienes problemas para recordar las citas médicas o los horarios para tomar los medicamentos?
  • ¿Te has hecho pruebas de audición y de la visión recientemente?
  • ¿Hay alguien más en tu familia que alguna vez haya tenido problemas de memoria? ¿Alguien en tu familia recibió un diagnóstico de enfermedad de Alzheimer o demencia?
  • ¿Manifiestas físicamente los sueños mientras duermes (por ejemplo, das puñetazos, sacudes el cuerpo o gritas)? ¿Roncas?